Capitulo 4: Todo lo que sube tiene que bajar

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Tyrion caminaba por el jardín que daba a la playa cuando la vio, estaba en una de las pequeñas salitas al aire libre rodeada de sus damas de compañía y parecía algo lejana. Tyrion se dirigió hacia donde ella estaba sentada en frente de muchos pasteles y té y se dio cuenta que tenía un libro en sus rodillas mientras jugaba con un cuchillo de mantequilla de forma distraída.

- Milady. – saludó él tratando de llamar su atención.

- Tyrion. – dijo ella levantando la mirada y sonriendo.

- Escuché que se va mañana. – murmuró él sentándose a su lado.

- Sí, lamentablemente una reina no puede ausentarse mucho de su tierra. – comentó ella mirándolo pensativamente.

- Quisiera pasar más tiempo con vos. – susurró él pasándose una mano por el cabello dorado de su frente y tirándolo hacia atrás.

Sansa lo miro fijamente con una mirada llena de dulzura, Tyrion no pudo más que dejarse envolverse por aquellos ojos azules que lo miraban fijamente.

- Podrías ir en verano. – propuso ella.

- Sí podría ir. – aceptó él. – Pero falta un año entero para verano. No quisiera alejarme de ti.

La pelirroja sonrió aun más, ella aun no entendía que estaba sucediendo, porque de pronto le gustaba estar cerca de Tyrion, una mezcla de tranquilidad y bienestar calaba en su corazón cuando el Lannister estaba cerca.

- Una vez me dijiste... - comenzó él, para detenerse abruptamente y mirar a todo lado paranoico.

- ¿Una vez me dijiste? – preguntó ella.

- Eh... sí. – carraspeó él volviendo a mirarla. – Una vez me dijiste que lo nuestro no hubiera funcionado porque mi lealtad estaba con otra reina. Al final traicione a esa reina. Al final ya no hay ninguna otra reina ¿Crees que mi lealtad puede estar ahora con la reina de Invernalia? La única a la que primeramente le juré lealtad desde un inicio. La única que realmente se lo merecía y debía. Tuve muchos errores en mi vida, pero ninguno como cuando me equivoque de reina.

Sansa se detuvo y parpadeó. Sabía todo lo que esas palabras significaban de la boca de Tyrion, una segunda oportunidad para que su relación funcionara. No pedía que retomaran su matrimonio como si no hubieran pasado los últimos años, pedía que forjaran una relación y que le diera una oportunidad.

- Cuando me dijeron que me casaría con el Diabillo pensé, aquí terminó mi vida. Pariré Lannister. Invernalia perecerá. Pero luego te conocí mejor. – dijo ella sosteniendo su mano ahora con ambas manos. – Y me di cuenta que me casaron con el único Lannister que valía la pena. Aunque su altura no fuera proporcional a su valía. Estaba con el correcto. Luego ocurrió todo lo que ocurrió. Los hombres de pronto me daban miedo, cada vez que alguno se me acerca, no puedo describir lo que siento. – murmuro ella cabizbaja. – Pero nunca he tenido miedo contigo. Siempre me he sentido bien a tu lado. – lo volvió a ver a los ojos. – Mi respuesta es sí.

- ¿Sí? – repitió él.

- Sí, trataré de darte una segunda oportunidad.

Tyrion sintió algo parecido a fuegos artificiales en su pecho, sonrió como un demente mientras miraba a Sansa que estaba un poco sonrojada.

- Bien. –contesto él. – Bueno más que bien, excelente ¡genial!

Ella se carcajeo al ver como Tyrion sonreía como un niño. De pronto ambos se callaron y se miraron a los ojos, Tyrion estaba sentado a su lado, por lo que Sansa comenzó a bajar su rostro lentamente y él a levantarlo. Si le preguntaran a Tyrion que recuerda del primer beso con su esposa fue que estaba muy nervioso como para disfrutar del todo el sabor a dulzón a pasteles de limón en los labios de Sansa, si le preguntas a Sansa, ella diría que nunca espero que le gustara, que se sintiera bien y que lo disfrutara. Sin embargo, cuando él puso una mano sobre su mejilla para profundizar el beso un carraspeo burlesco los interrumpió. Ambos se separaron como si fueran dos adolescentes encontrados por sus padres.

Redención (Game of Thrones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora