VII

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Y allí empezó eso, con un suave beso.
Un beso que despertó aún más para Marinette.

Sus labios encajaban bien con los de él y contrario a todo pronóstico; él no se apartó, la abrazó y la acomodó en un mejor ángulo.

Él sabía exactamente como besarla y sus boca sabía a menta.

Entonces después de lo que pareció una eternidad se separaron, ambos respirando pesadamente.

Marinette estaba en shock, porque acababa de besarlo a él, la persona que la cuidó desde el primer día, de manera apasionada.

El rubio no dijo nada más, sólo entrelazó sus manos con las de él.
Las manos de Marinette eran mucho más pequeñas y pálidas que las de Adrien. Ella se sintió en casa.

«Pequeña, limpiemos este desastre» me dijo de manera cariñosa.

Ella asintió con las mejillas sonrojadas.

¿Por qué nos besamos? ¿Por qué me gustó tanto? ¿Será posible algo entre nosotros dos? Eso pensaba Marinette.
Pero sin hablar de eso se dispuso a limpiar la cocina con el rubio.

Cuando finalmente terminaron; ella recordó que dejó el postre en el refrigerador.

«Adrien ¿Quieres probar el postre que hice sólo para tí? » ella sonrojó ante la mirada de cariño que cruzó el rostro del rubio.

«Nada me haría más feliz que eso...» él se sentó en la mesa, sin dejar de observarla, ella se sentía algo nerviosa, por las cosas que pasaron entre los dos hoy y no pudo evitar que eso se notara en sus mejillas.

Pero cuidadosamente le sirvió un generoso trozo del cheesecake.

«Adrien, por favor cierra los ojos y no los abras hasta que yo te lo diga ¿Okay?» él la miró con curiosidad pero prosiguió a cumplir con su pedido.

Marinette acercó el plato a la mesa, y llevó un tenedor y una cuchara.

«Ya puedes abrir los ojos "gatito"» él lo hizo lentamente; y cuando vió el pastel, su rostro se puso totalmente conmocionado.

«¿Cómo supiste que amo el cheesecake?» él la miró finamente, con mucha esperanza en esos ojos verde esmeralda.

Ella se sintió un poco cohibida.

«Tú me lo dijiste, cuando viajamos a Madrid...» murmuró ella, sin pensar realmente, es que así es como ella lo recordaba.

Entonces se puso a pensar.

Eso había sido como tres años atrás, mucho antes de que ella tuviera aquél accidente.

Pudo sentir por qué él se alteró tanto.

«¿Cómo pude recordar eso?» preguntó ella en voz alta, y miró a Adrien, que tenía el pastel completamente olvidado. Sólo para mirarla fijamente, atento a cada acción de ella.

«Estás... Empezando a recordar cosas» él murmuró.

Marinette no pudo evitar regocijarse;
y Adrien se levantó para cargarla en sus brazos.

«Mi princesa está recordando...»

Mundo de papel| Miraculous fanfiction.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora