-Sofía... O por Dios Sofía! Cuanto tiempo- me dice mattia mientras me da un gran abrazo y me da un beso en la cabeza.
- mattia, no lo puedo creer, cuanto has cambiado- le digo mientras le correspondo el abrazo
- te amo- me susurra mientras se separa del abrazo trata de hacer que yo no lo escuche pero fue casi música para mis oídos
-te extrañe bastante- le digo ignorando lo dicho anteriormente, cierro la puerta de atrás mío y salgo del salón - que me cuentas?- le pregunto mientras lo miro a los ojos
- no mucho la verdad, hace 3 meses me mudé aquí con mi tía para seguir con los estudios, y estoy estudiando comunicación social- me dice mostrando en su mirada cierto brillo
- me encanta verte feliz- se me salió decirle eso y automáticamente me sonrojo y bajo la mirada
- no bajes la mirada, me encanta también verte feliz- me dice el mientras buscaba mis ojos.
A pesar de todos los años separados, esa chispa que nos unía seguía avivada, su visita me dio más de mil años de vida, automáticamente transformó mi vida grisácea a una vida totalmente de colores. A veces me asusta cuanto control y dominación tiene en mi, porque de un abrir y cerrar de ojos puede destruirme o hacerme la persona más feliz
- no se si te parezca, pero quisieras salir conmigo mañana?- me dice un poco nervioso
- no creo que sea buena idea mattia- le digo y ya tenía unas fuertes ganas de gritar de la frustración. Y si cumplió con mis tontas palabras y se encontró con otra? O si simplemente me supero y ya no me ama? Me siento insegura y pequeña a su lado
- por que? Por favor, salgamos- me dice mientras agarra mi mano, yo lentamente la suelto y me la posiciono atrás de mi espalda
- esta bien, te parece a las 6?- le pregunto
- me parece perfecto- era curioso que nunca nos dejamos de ver a los ojos, cosa que me hacía sentir súper nerviosa e intimidada, tenía todo el estómago revuelto de tan solo volver a verlo
- bueno.. me tengo que ir- le digo mientras me separo y desvío finalmente mi mirada el se da media vuelta y se esfuma de mi vista.
Sería bueno volver a enamorarse de él? Habrá madurado lo suficiente estos últimos años? Muchas preguntas inconclusas viajaban por mi mente pero simplemente decido evadirlas y dirigirme hacia el aula con mis nuevos alumnos.
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