03.

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Había amanecido con las nubes grises adornando el cielo, en cualquier momento llovería. La radio sonaba en el auto, con una tranquila canción siendo reproducida.

Jeon conducía por las calles, miraba por espejo a sus dos hijos. Jenmi miraba por la ventana mientras dibujaba en las ventanas empañadas. Jeonmi dormía, estaba cansado. La noche anterior lo escucho caminar con pequeños y silenciosos pasos por todo su cuarto. Jeongguk tuvo que ir para calmarlo hasta que se quedó dormido.

Cuando vio hacia adelante, noto una pequeña gota caer en el vidrio, habia empezado a llover. Miro como las gotas caían sobre el auto con mas rapidez, encendió el parabrisas para poder despejarlo.

Luego de varios minutos más, llego al jardín de niños, donde sus hijos asistían. Fue hasta la entrada donde la maestra los saludo amistosa, Jeon movió su cabeza en gesto de saludar, dejo un beso sobre ambas cabelleras para caminar hasta el auto. Ambos niños giraron a verlo, la menor tomo la mano de su hermano y saludó con emoción, el menor apenas movio su pequeña mano.

Tras devolver el saludo se metio en el vehículo y lo encendió. Eran las ocho de la mañana, debía entrar a trabajar hasta las seis de la tarde. Los niños los iría a buscar su madre, no tenía otra cosa para hacer y estaba entre la espada y la pared, debía aparentar see buena madre. Había acordado que iría a reunirse por la noche junto a Jimin y ella.
Llegó a la empresa, algunos compañeros de trabajo lo saludaron y otros solamente lo ignoraron.

Llegó a su cubículo, encendió el monitor de la computadora dispuesto a proseguir. No se quejaba, era un trabajador promedio con una vida balanceada económicamente. No se consideraba alguien con problemas financieros, solo dos o tres cuentas poe pagar, tampoco alguien de alto estatus por presumir. Era feliz con poder criar a sus hijos de la manera correcta para que puedan tener una feliz vida al crecer.

Las horas pasaron lentas, tenía ganas de salir. Estaba extrañamente ansioso. Quería hablar con el abogado a penas tenga la oportunidad, no lo conocía en persona, pero rogaba que no fuera como todos decían que era. Un presumido egocéntrico. Por lo que había leído en los correos y lo que le contó Joonhyun parecía ser alguien bastante franco respecto a sus decisiones.

La hora de salida finalmente llego, sus compañeros de trabajo comenzaron a salir uno por uno por las puertas de cristal. El ruido de la suela de sus zapatos apresurados lo distrajo de su ensoñación. Tomo su maletín mientras caminaba hasta la salida. Fuera, busco su automóvil en el gran estacionamiento a cielo abierto.

Se introdujo dentro, dando marcha a este. Condujo hasta su casa, el cielo estaba de un color violeta oscuro, el viento empujaba a quien saliera a deambular por las calles. En cualquier momento la lluvia azotaría la ciudad de manera abrupta nuevamente.
Cuando entro en el barrio de su hogar, bajando la velocidad aparco en la subida de la vereda, salió de el vehículo y una pequeña gota cayó sobre su hombro. Giró su cabeza hacía un lado sonando este.

Camino hasta la entrada mientras sacaba las llaves de su bolsillo izquierdo. La introdujo en la cerradura girando de ésta. Cuando ingresó, unos abiertos brazos lo recibieron con alegría. Solto el maletín arrojandolo en uno de los sofás del hogar, sonrió grande y se agachó para sujetar a la pequeña niña entre sus brazos, dando una corta vuelta beso uno de sus mofletes.

Un tirón llamó a su parte baja, agachó la vista y observó al pequeño Jeonmi sujetando con fuerza su pantalón. Colocándo a la menor en su brazo izquierdo tomo a el mayor en su diestra.

-—¿Cómo la pasaron hoy?-—Les preguntó Jeongguk.

-— Bien, mami nos buscó en el jardín, hoy la maestra me felicitó por mis dibujos en clase.-— Le contó Jenmi.

El amante de mi esposa ® KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora