11.

17.7K 1.9K 879
                                    

1/2

Las calles se veían algo agitadas, aún no era de madrugada por lo que aún se veían los locales abiertos, junto a los innumerables restaurantes de la zona. El auto se dirigía por el lugar con destreza, dentro de éste, había un ambiente sereno y pacífico, acompañados de un rico olor a pino a lo ancho de los asientos color beige de cuerina.

El azabache miraba por la ventana, las luces de la ciudad alumbrando sus colores en el fino rostro del muchacho. El mayor miraba de vez en cuando en su dirección, sonriendo levemente al notar sus expresiones junto al par de ojos claros dibagantes puestos en cualquier cosa en su camino.

El menor lo notaba, sentía esos profundos puestos en su cuerpo cada cierto tiempo, y es que era para menos, una tensión rondaba entre ambos. Y era imposible evitarla, no era común estar a solas en el periodo que llevaban por conocerse, y para ser sinceros, estarlo los hacia o poner con las hormonas al máximo o jodidamente callados.

—Está haciendo frío afuera.—Comentó por encima Park, tratando de cortar el silencio.

—Así es..— Respondió Jeon, conduciendo aún.— ¿Tienes frío? prendo la calefacción si quieres.

— ¡No no! estoy bien.-—Sonrió dulcemente al alto, cerrando sus ojos pequeños en el proceso.

—Okey..— Tosió un poco, nervioso. Sentía que debía hablar, pero era muy difícil para el iniciar una conversación tan a la ligera.

Jimin lo notaba, siempre era retraído y serio, cuando lograba activar un pequeño "plus" en él, hablaba por los codos, e incluso hacía insinuaciones a su persona. Él en cambio sabía como sacar tema de charla, pero era difícil cuando la otra parte no te hablaba.

Se daba cuenta que había sido asi siempre, cuando joven, también era un chico solitario y tímido, pero bueno. Siempre con un corazón bondadoso y tallado en oro por los mejores forjadores, le gustaría que mostrará su lado interactivo más seguido. Lo que significaba que sus jueguitos continuarían, eso parecía animarle a soltarse con el de baja estatura.

— Jungkook...—Se inclinó hasta él, dejando su cabeza reposada en su hombro.—Hace un rato estabas muy charlatán, ahora no dices ni pío.

– Ah, lo siento, Jimin.— Hizo una corta sonrisa para volver a su estado natural y seguir conduciendo.

Voy a enloquecer. Pensó mientras bufaba.

— De que me quejó, siempre fuiste un chico muy calladito.— Su pequeña mano viajó a su nariz, apretandola ligeramente.

El mayor fruncío la nariz como respuesta. A Jimin le gustaban las pequeñas arrugas en el rostro del mayor al realizar una expresión. Lo miraba desde abajo, con una sonrisa, en serio se veía sensual al manejar con su vista concentrada, el cuello de su camisa negra abierta los primeros tres botones mostrando su pecho. Tenia un cuello grueso, decorado por un par de cadenas doradas, Sus mangas dobladas hasta los codos, enseñando sus muchos tatuajes en tinta negra en su bronceada piel.

Que hombre, ¿me lo puedo comer ya?¿o viene como postre?. Los labios gruesos de Jimin siendo mordiscos por sus dientes fueron vistos de reojo por el mayor.

— ¿Se te perdió algo en mi, Jimin?.— Preguntó burlón.

—No lo se, creo que quiero buscar algo en tus lindos brazos.— Sus dedos fingieron caminar sobre la extremidad, llegando hasta el cuello donde acaricio rozando su mandíbula.

El amante de mi esposa ® KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora