Las luces de la casa se fueron apagando con lentitud hasta que finalmente quedó sumida en la más absoluta oscuridad.
Acostada bajo las mantas en la penumbra escuchó los sonidos de su reloj mientras esperaba que fuese la hora acordada.
Una hora después, cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse, cerró los ojos e hizo que su respiración se acompasara, sabiendo que como Lissa sospechara que se traían algo entre manos no se la sacarían de encima hasta por varias horas y para cuando se fuera a dormir ya habría pasado la hora del encuentro.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la puerta volvió a cerrarse y Adelaine esperó hasta diez minutos más antes salir de la cama.
Las tablas de madera sonaron suavemente bajo sus pies mientras se acercaba al ropero, cuyas puertas chirrearon ligeramente cuando las abrió para sacar una muda de ropa oscura. De entre las prendas deslizó el arma de fuego que ya hace algunos años había robado a Eithan y él nunca había pedido de vuelta. Sus dagas, entre las que aún se encontraban algunas de las que había traído el día de su llegada, fueron deslizadas dentro de sus bolsillos y su cinturón.
Escuchó la puerta de la habitación vecina abrirse, por lo que supo que debía darse prisa antes de que Sage y Eithan se marcharan sin ella.
Tras abrir la ventana se deslizó fuera de la habitación, con la práctica que sólo puede tener alguien que ha hecho aquello decenas de veces, y antes de empezar a descender por la pared metió un pedazo de papel en el marco de la ventana para evitar que esta se cerrara e impidiese su entrada luego.
Eithan había sugerido algún tiempo atrás que dejasen crecer enredaderas por aquella pared, que era la que los tres solían usar para escabullirse por las noches, pero tanto ella como Sage habían considerado que los mayores sospecharían y no tardarían en encontrar una forma de complicar sus escapadas nocturnas.
La chica consiguió aterrizar sobre el césped que Nik había cortado aquella mañana con un sonido sordo que le pareció tan ruidoso como el disparo de un cañón, quedándose petrificada por un momento, casi segura que de un momento a otro Lynwood o incluso Elle saldrían armados hasta los dientes para matar a la Sombra que acechaba la casa, sólo para encontrarse con ella; lo que los llevaría a los tres a ser arrastrados inevitablemente de vuelta al interior de la casa y suspender sus planes.
Después de un momento de aguantar en aquella posición, tras estar segura de no haber alertado a nadie, corrió hacia el pequeño portón que daba entrada al terreno, dónde acuclillado detrás de un arbusto Eithan y Sage la esperaban.
Los ojos de ambos chicos fueron hacia ella en cuanto escucharon sus pasos aproximarse y Eithan tiró de su brazo hacia abajo cuando estuvo lo bastante cerca como para alcanzarla.
“Vamos tarde” le susurró sin soltarla, mirándola acusadoramente “. Lara estará chillando en nada.”
“¿Entonces por qué nos estamos atrasando más?” inquirió tirando de su brazo para soltarse de su agarre y echó una mirada sobre el hombro para asegurarse de que nada estuviese a punto de saltarles por la espalda.
“Francamente, Eithan, bien pudimos aparecernos tres horas después con el acertijo vago que nos diste” dijo Sage en voz tan baja que incluso estando cerca de él les tomó un momento comprender lo que había dicho.
Eithan sólo rodó los ojos oscuros y echó una mirada alrededor, de la misma manera en que había estado haciendo una y otra vez, y Adelaine se removió en el lugar impaciente por ponerse en marcha de una vez.
“¿Estás segura de que nadie te ha seguido?”
“¿Te parezco una principiante?” preguntó Adelaine y antes de que ninguno de los dos chicos pudiese detenerla, echó a andar de prisa, manteniéndose agachada para permanecer oculta detrás de los arbustos.
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Sombras
Science FictionLos habitantes de la ciudad apenas recuerdan ya lo que era la vida ante de la llegada del terror. Sombras les llaman, criaturas oscuras que salen de noche y no dejan vida a su paso. Nadie sabe bien qué son, pero lo cierto es que mientras tratan de m...