❝¡Voy a conquistarte!❞ ー KookTae

Una Oportunidad

¿Clavarle un lapicero en el medio de la frente a alguien podría considerarse un crimen grave? Porque en ese mismísimo instante ser llevado a comisaría no le parecía tan mala idea. Jodería su imagen frente a la escuela masivamente, pero por amor a dios, hay veces en que el ser humano lleva sus límites de la paciencia tan alto que llega a ser hasta insostenible. Quizá su padre sea capaz de pagar su fianza y sacarlo de las rejas con unos cuantos lloriqueos de niño inocente que mató a su compañero por accidente ¿Existe el "matar" por accidente? Quería comprobarlo, la verdad.

- ¿Qué tengo que hacer para que te olvides de ese idiota? -se acercó el azabache deslizándose en la banca, invadiendo su espacio personal sin vergüenza tras haberle preguntado lo mismo ochocientas veces seguidas.

- Para empezar ¿Estás seguro de que eres el más indicado para llamarlo "idiota"? -bufó, alejándose unos centímetros y moviendo su café de la mesa lejos del menor.- Y por millonésima vez, nada de esto te incumbe.

- Lo sé perfectamente -admitió sin pelos en la lengua.- Pero me importa, y mucho.

TaeHyung se mordió el labio con nerviosismo al notar que ya no le quedaba más espacio en la banca para dejar una respetable distancia entre él y Jeon, permitiéndole acercarse hasta volver la situación en demasía incómoda. Ni siquiera podía mantener el contacto visual de esa manera, porque a la mínima de girarse en su dirección sus rostros quedarían a centímetros. Diablos ¿Debería comenzar a gritar como desaforado por auxilio? La cafetería tampoco estaba tan llena, no habría demasiada gente que recordase aquella embarazosa escena. Al menos tendría la excusa de que estaban violando brutalmente su espacio personal.

- ¿Que qué es lo que deberías hacer para que me olvide de él? Pues cambiarte el cerebro para ser un poco más listo ¿No crees? -escupió aquellas palabras esperando que hicieran al azabache retroceder, mas este no se movió ni medio centímetro.

- Veo que te interesan los intelectuales... ¿Si consigo buenas notas, me darás una oportunidad?

- Ni siquiera le llegarías a los talones. Todavía te faltaría conseguir un historial de notas perfecto, no tener ni una sanción ni falta, ser elegido como delegado de clase, tomar un puesto en el consejo estudiantil, y llegar a ser uno de los rostros más representativos de la escuela -la boca de JungKook se iba abriendo más con cada requisito nombrado que, siendo sincero, no creía poder aguantar siquiera el intentar mantener un historial de notas superior al número 8 por voluntad propia.

- Oye, oye. Tiempo fuera -hizo una cruz con sus dedos índice.- Creo que sería más posible si me pidieras resucitar a un velociraptor ¿En serio ese cuatro ojos se la pasa comiendo libros y dedicando su vida entera al estudio sin descanso sólo por el estatus escolar?

Claro que en su propia cabeza quería dirigir ese insulto al moreno, sin embargo al ver la expresión de completa ofensa en el rostro de TaeHyung se retractó profundamente de sus palabras. Por unos instantes se había olvidado de que tenía al responsable y estricto hijo del director en frente.

- Ya tuve suficiente -se levantó de la banca con intenciones de largarse de una buena vez. No iba a quedarse allí sólo para recibir insultos indirectos de gratis.

- Espera, no lo dije enser-- ¡Oye! -lo tomó de la muñeca para frenarle el paso.- Ok, tú también eres un come libros, pero tienes algo que Kim NamJoon nunca tendrá.

Por un segundo se quedó quieto en el lugar, regresando su vista al menor con cierta curiosidad, esperando que fuese algo de importancia.

- Tienes un culo de ensueño.

De un manotazo se safó del agarre de Jeon y se alejó a pisotones de la mesa, sin siquiera importarle si dejaba allí el café a medio terminar. En definitiva le estaba viendo la cara de imbécil, debió haberse largado de la cafetería apenas lo vio entrar por la puerta. Lo escuchó llamarlo por su nombre de nuevo, pero esta vez hizo oídos sordos y salió de aquel sitio sin importarle nada. Que los santos lo resguarden si volvía a dirigirle la palabra por el resto del día, porque se aseguraría de cerrarle la boca con una engrapadora industrial.

Pero la suerte hoy no se encontraba de su lado.

- ¡Lo siento! ¿Está bien? No pude evitarlo, se me salió solo -oyó al azabache trotando hasta donde se encontraba él, por lo que intentó acelerar el paso.- Si aún puedo conseguir una mínima chance de demostrarte que soy bueno, voy a esforzarme el máximo para ser un chico responsable con mis tareas.

- Ni aunque los planetas se alineen lo conseguirías, tienes la misma mentalidad que un preadolescente hormonal de trece años -rechistó sin dirigirle la mirada, maldiciendo por dentro cuando llegó frente a un semáforo en rojo, teniendo que esperar casi un minuto para que la línea de automóviles frenara.

- ¡Te lo digo de verdad! Lo haré por ti.

El menor caminó hasta quedar en frente suya, mostrándole unos ojitos de cachorro lastimero mientras le extendía el vaso de café que dejó atrás en la cafetería. Se lo pensó duramente por unos momentos, en verdad no quería, pero llegó a la conclusión de que si no accedía a su petición, no lo dejaría en paz hasta lograrlo. No importaba qué tan duro fuese con sus palabras ni qué tanto lo ignorara, él seguiría ahí, detrás suya esperando una pronta contestación.

Soltó un pesado suspiro. Sentía que estaba a punto de arrepentirse.

- Prométeme que vas a sacar un perfecto 10 en tu próximo examen -soltó sin mas, notando como la sorpresa se reflejaba en el rostro de Jeon.- Si lo logras, a lo mejor deje de pensar que eres un completo idiota. Tal vez un cincuenta porciento, pero algo es algo.

La luz se colocó en verde. Tomó el vaso de café y se fue rápidamente, dejando a un azabache estático en el lugar con el brazo aún extendido. Bueno, al menos había dejado de perseguirlo.

- ¡Ve preparando tus votos, Kim TaeHyung! -exclamó cuando apenas había cruzado la mitad de la calle, llamando la atención de varios peatones alrededor.- ¡Porque seré el mejor jodido estudiante de todo el salón!

- ¡¿Quieres callarte ya?! -bajó la cabeza con vergüenza al ver como numerosas miradas se posaban sobre él, optando por usar su mejor herramienta de defensa que era, claramente, salir corriendo del lugar cual gallina.