Chupón

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Reposaba tranquilamente sobre una silla y descansaba sus brazos en la mesa. Divagaba en sus pensamientos sobre el próximo movimiento que haría tras salir de aquel cibercafé. ¿Quizás debería visitar a sus amigos en greed island?, lleva mucho que no los ve, y no tenía nada que hacer por ahora, así que… no sonaba mal.

Con esa idea en mente, dio un sorbo a su chocomilk de fresa.

—¡Hey!

Un repentino y molesto sonido junto al ruido de una silla arrastrándose lo hizo deformar su cara en una mueca irritada. Ni siquiera tuvo que mirar para saber que se trataba del neurótico.

—Voy a contarte una historia —acomodó sus lentes oscuros y se posó de mejor forma para hablar con el padre de su niño consentido.

—No quiero escuchar---

—No me importa. Voy a contarte una historia.

Un fuerte gruñido emergió sin cuidado de la garganta del más bajo.

—Comienza así:

Entre los frescos árboles de Isla Ballena, un par de niños jugaban sus bruscos juegos como ya era costumbre; rodaban de allá para acá y se revolcaban en el lodo tras escalar troncos y perseguirse hasta caer y rasparse las rodillas.

Sería difícil darse cuenta de que el par ya no era de niños, sino de adolescentes que a sus diecisiete años no dejaban de actuar como de doce.

Las respiraciones agitadas y las risas no se hicieron esperar, tampoco las miradas furtivas y llenas de amor, transformándose en ojos sin poderse despegar de los otros ojos.

—¿En serio? ¿"ojos sin poderse despegar de los otros ojos"? Eres un pésimo narrador.

—Cállate, aún no he llegado a la mejor parte.

Los enamorados simplemente se dejaron llevar, sus rostros se acercaban y entre dulces palabras y tiernas acciones demostraban su amor. Labios cariñosamente unidos y lindas sonrisitas fueron subiendo de tono. Y ahí, cubiertos de lodo, se abrazaron y tocaron superficialmente, por supuesto que esperarían a estar limpios para llegar más lejos.

Ging simplemente hizo una mueca asqueada. Leorio prosiguió gustoso.

El más alto entre los dos retiró el lodo del cuello ajeno y plantó besos cuidadosamente; suspiros y humedencias se escuchaban en esa pequeña área del bosque.

—Killua…

—¡P-por el infierno! ¡No vuelvas a imitar de esa manera la voz de mi hijo o voy a hacerte mierda!

Una escandalosa risa se escuchó por el lugar, atrayendo unas cuantas miradas. Leorio simplemente disfrutaba de la cara horrorizada en el mayor.

Suspiros prolongados y nombramientos entres gimoteos formó un denso pero cómodo ambiente. Dientes hundidos cuidadosamente en la piel y lo suficiente como para crear marcas. Los moretones se notarían más tarde, probablemente, y los gemidos placenteros no se retenían.

—¿Sabes qué? Yo me largo, no quiero saber como se tiraron a mi sangre.

Y así, se terminó su bebida láctea de un tirón y dejó dinero en la mesa, saliendo tan pronto como su vergüenza le permitía.

Leorio sólo lo veía irse, tenía los brazos tras su cabeza y estaba bien recargado en el respaldo de su asiento. Ging tenía cara de querer lanzarlo de un edificio, y eso era increíblemente satisfactorio para él.

—Yo sólo lo preparaba para la realidad —alzó los hombros, y se dispuso a ordenar algún postre.

Mientras tanto, Ging salía del lugar con los ojos cerrados, murmurando maldiciones y hurgando su oreja como tic nervioso

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Mientras tanto, Ging salía del lugar con los ojos cerrados, murmurando maldiciones y hurgando su oreja como tic nervioso. No esperaba que alguien chocara contra él bruscamente, y aunque él se mantuvo firme, el otro cuerpo cayó.

—¡Lo siento! —al instante se levantó, y la disculpa de una voz que conocía lo devolvió a la realidad, y lo hizo tener un deja-vú—. ¿Uh? ¿Ging?

—Yo —saludó, sin importarle mucho la disculpa. Disponía a irse lo más pronto posible, no le quería ver la cara en este momento, pero algo llamó su atención.

—Deberías disculparte también —otra voz que lo irritó aún más—. No todos son rocas como tú, suegrito.

Un "abrazo de consuelo" dado del albino hacia el azabache mientras le hacía mala cara pero a la vez una expresión burlona a Ging lo hizo casi gruñir.

Pero antes de poder reclamar, un Gon sacando la lengua y rascándose el cuello le hizo casi desmayarse.

¿¡Qué demonios era eso!?

¿¡Qué demonios era eso!?

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⏰ Última actualización: Jun 13, 2020 ⏰

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