Capítulo 8

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Bangkok era más frío que Chiang y él no contaba con una chaqueta que lo protegiese. Miró por la ventana del auto que manejaba Mean. No supo de dónde lo había sacado o quién lo había llevado hasta el aeropuerto, pues no se molestó en preguntarle.

Nunca había visitado Bangkok, desde que había llegado de Japón se la había pasado en el Pueblo Chiang. De repente, recordó a Tommy sonriendo y prometiéndole llevarlo a Bangkok cuando terminaran su segundo año universitario, el cual ya había terminado y por culpa de los hermanos Panich aquella promesa se había desvanecido.

Pasó su mirada al concentrado Mean que conducía como debía hacerlo mientras se movía de vez en cuando al ritmo de la música de su iPod. Saint pudo reconocer algunas canciones de Lil Wayne y Jay Z y no pudo negar que dentro de su cabeza las cantaba mucho más fuerte de lo que podía hacerlo el otro.

Mean se veía bastante emocionado, Saint sentía envidia de él. Tenía todo lo que quería sin mucho esfuerzo y se beneficiaba de los demás sin que ellos lo quisieran. Mientras Mean sonreía, Saint no dejaba de pensar hacia dónde iba y cuándo estaría de vuelta en casa.

La sonrisa del mayor se vio interrumpida con una llamada telefónica. No supo quién era o qué quería ya que la mirada de Mean se oscureció y cambió de rumbo de manera repentina mientras aceleraba lo máximo que podía. Viajaron mucho más de lo que el menor esperaba, estaba casi seguro de que ya no estaban dentro de la zona urbana de Bangkok y sintió cierto pánico invadir su cuerpo.

Mean se detuvo en frente de una enorme mansión o eso fue lo que Saint creyó que era. Su mirada fue rápida y el menor entendió lo que el otro quería decirle sin necesidad de que hablara. Se bajó del auto mientras la enorme reja de la mansión se abría con lentitud.

-Ni se te ocurra marcharte, espera aquí el tiempo que sea necesario -la felicidad y calma de Mean había desaparecido por completo.

-¿Tardar...? -el joven arrancó sin dejar que Saint completara su pregunta.

Exhaló y trató de abrigarse con sus manos, el frío era impresionante y su ropa muy delgada. Observó bien el lugar y frunció el entrecejo al ver el enorme letrero que reposaba a mano izquierda de la entrada:

-Centro de Recuperación Mental -lo dijo como si fuese un niño que apenas aprendía a leer-. ¿Centro de Recuperación Mental? -repitió y entrecerró sus ojos buscando una posible causa para que Mean estuviese allí y luego los abrió impactado.

«Tal vez aquí se encuentre su verdadera madre», pensó. «Pero Zee dijo que no sabían nada de ella». Su corazón se estremeció al recordar a ese hombre.

Una ráfaga de viento chocó contra él haciéndolo estremecerse, si seguía allí terminaría enfermándose, pero no tenía a dónde ir y si lo hacía no sabía qué podría sucederle, pero quería evitarlo. Miró hacia la caseta donde sospechó estaba el guardia de seguridad, pero lo vidrios tintados le impedían verlo. Pensó en lo que podría decirle para que tan si quiera lo dejara entrar a su caseta, nada llegó a su cabeza.

Un auto se detuvo en frente del lugar y Saint se hizo a un lado para no intervenir en su camino pero éste no continuó. El menor dejó de prestarle atención y volvió a ver cómo la reja se abría. Quiso probar entrando sin autorización pero se ruborizó al pensar en que podrían detenerlo y sacarlo a patadas. El frío le impedía idear más planes y el desespero por no enfermar se unía a esto. Miró hacia el auto que no ingresaba y sintió que algo dentro de él sonreía al ver a su dueño recostado en la puerta y mirándolo con aquella calidez que tanto se destacaba en él.

-J- Joss -hizo una reverencia junto con el wai y se acercó tratando de disimular lo feliz que estaba por verlo.

-Creí que no me reconocerías -Joss lo abrazó sin importarle si estaba bien o mal hacerlo.

Propuesta Indecente [ZaintSee]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora