Capítulo 22

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Le dolía ver a Saint llorando y tan quieto como si el moverse ya implicara un daño para él. Su cuerpo se sacudía por el miedo y sus ojos se mantenían apretados. Unas lágrimas traicioneras se escaparon de sus ojos, nublando su vista, pidiéndole que dejara de ver a aquel chico, que se esforzara más de lo que ya estaba haciendo y siguiera ese juego hasta que Saint estuviese a su lado.

—Hemos llegado —dijo Mew luego de abrirle la puerta del auto.

Zee asintió, entregándole la Tablet a uno de los chicos, dándole un último vistazo y saliendo después del auto. Visualizó un enorme café, recordando las fotos que meses antes le había enviado Win. Aquellas fotos que lo hicieron enfadar y odiar a Saint. Deseó que su novio hubiese escapado a un lugar diferente, donde estuviera lejos de Perth y sus venganzas poco consistentes. Sorbió su nariz y comenzó a dar pasos rápidos, tal como lo estaba haciendo Plan, que sin saber cómo, ya se encontraba hablando con una jovencita que atendía. La chica se encogió de hombros, haciéndole entender a Plan que no sabía de lo que le estaba hablando.

Su cuerpo se tensó un poco al ver a Mew inclinarse y sacar un teléfono móvil que se encontraba debajo de una mesa. Todos salieron con rapidez de la cafetería, sin importarles las miradas raras que los clientes les dirigían o los murmullos que permanecieron sin importar que ellos ya estuvieran fuera.

—Entrégamelo, no quiero que Zee vuelva a destruirlo —pidió Plan, con una mirada amenazante al castaño, que sólo se limitaba a mirar el móvil, nervioso.

Mew no dudó en entregarle el móvil. Él sabía que Plan podía controlarse más de lo que podría hacerlo su jefe. Todos se acercaron, formando una circunferencia alrededor del estudiante. El móvil era igual al anterior y contaba con la misma foto de fondo de bloqueo.

—Intenta con la misma contraseña —propuso Mew. Plan limpió el sudor que comenzaba a formarse en la parte superior de sus labios y prosiguió a ingresar el mismo código.

La pantalla se desbloqueó, permitiéndoles ver un hermoso salvapantallas con un lago que resplandecía con la luz del sol, a su lado, casi sosteniéndose sobre el lago, había un pabellón antiguo, a su alrededor habían unos cuantos árboles y arbustos, y muy al fondo un par de edificios que se erguían con grandeza.

Todos se quedaron analizando la imagen sin proferir alguna palabra. Conocían el lugar, sin embargo, los nervios habían borrado por completo su nombre y ubicación.

—Es... uno de los parques del río Chao —dijo uno de los chicos que los acompañaban—. Su nombre es algo relacionado con... tradición, ¿parque tradicional? —añadió.

—Es el bosque tradicional, está en el parque de Yeouido —dijo Mew caminando hacia el auto con el ceño fruncido—. Juro que golpearé a ese tipo en bien lo vea, su juego no me divierte en lo más mínimo.

Zee corrió hasta el auto, jalando a Plan del brazo para que no se quedara atrás y tuviesen que esperarlo mucho tiempo. Sentía la ira y el desespero formarse en su pecho, las ganas de acabar con todo se instalaban con la misma rapidez y su paciencia, aquella parecía como si nunca hubiera existido.

—¿Cuánto tiempo creen que durará su juego? —inquirió Plan mirando la hora en su reloj de mano.

—No por mucho tiempo, he contratado a unos chicos que están rastreando la señal de la videocámara que graba a Saint —manifestó Mew sin dejar de mirar fríamente hacia adelante.

—¿Qué sucederá si ellos se enteran de lo que estamos haciendo? ¡Saint estará en peligro! —gritó Plan invadido por el miedo.

—No lo harán, los chicos que busqué son audaces. En menos de una hora encontraremos a Saint, te lo aseguro.

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