Los golpes resonaban por todo el lugar.
Aquel líquido carmesí caía de su cabeza, manos y boca sin siquiera importarle.
Su cuerpo estaba lleno de vendas cubriendo heridas profundas que gracias a los experimentos de ese señor, quería salir de ahí.
Tenía que salir.
— Ya basta... — sollozo una chica de cabellera castaña hasta los hombros mirando a su compañero mientras abrazaba a dos temerosos niños contra su pecho.
— ¡Ya basta! — gritó, llamando la atención del contrario.— ¡Cállate! — su cabeza golpeó de nuevo aquel vidrio que los contenida en sus celdas, manchando estás de sangre mientras los soldados reían con descaro.
— ¡Te voy a matar! ¡¿Escuchaste imbécil!? ¡Yo voy a cortar la jodida garganta has-— ¡Damián! — su brazo fue tomado con tal brusquedad que ambos cayeron al suelo, mientras pequeños sollozos seguían escuchándose.
— Por favor... — suplico. — Se que quieres salir, yo también, pero ya basta... Te estás hiriendo a ti mismo... Nikoley y Agatha tienen miedo, por favor, — aquellos dos niños se aferraron a su ropa de paciente, empapando está con lágrimas y mocos. — ya basta. — suspiro derrotado dejándose abrazar por los dos infantes.[...]
La soledad suele venir de ayuda cuando estás estresado y quieres pensar en ti mismo, respirar de aquella gente estúpida e hipócrita a la que llamamos amigos o simplemente dormir un poco.
Pero cuando estás secuestrado por un científico loco que le encanta hacer experimentos, las cosas cambian de muchas maneras.
— ¡AAAAAAAAAAAAAAAHH! — gritó desesperado, golpeándose constantemente contra las paredes blancas del reducido cuarto, aquella canción seguía reproduciéndose a cada segundo, causando un dolor de cabeza inmenso en el moreno.
— ¡Detente! ¡Mierda! ¡Para! ¡Paraaaaa! — rasguño la piel de su rostro con fuerza, provocando que la sangre corriera lentamente por sus mejillas hasta el suelo.Esa estúpida melodía había estado sonado durante 6 días seguidos, sin parar, no ha podido conciliar el sueño de manera correcta y parecía ser que sus sentidos se nublaban poco a poco.
Y por si no fuera mucho dolor, aquel hombre hablaba por los altavoces, diciendo palabras sin sentido como:
Libro rojo.
Oveja muerta.
Lengua de cabra.
Sangre animal.
Corazón podrido.
Demonio del infierno.
Y justo después de pronunciarlas, un estrenduoso pitido se escuchaba, lastimando sus tímpanos momentáneamente.
— ¡DETENTE! ¡TE MATARE! ¡JURO QUE TE MATARÉ SI NO PARAS! — se tiro en una de las esquinas aún con sus manos cubriendo sus oídos mientras que todo su cuerpo se mantenía acurrucado en el lugar.Varias lágrimas descendieron de sus verdes ojos al igual que la saliva cayendo de su boca, repitiendo constantemente que se detuviera.
Era oficial.
Damián Wayne ya no era el mismo.
Su mente estaba rota.
ESTÁS LEYENDO
Nuevos MetaHumanos. <JayDami>
FanficNiños alrededor del mundo habían sido secuestrados. Sin conexión entre ellos, sin pistas de quién pudo hacerlo, nada, solo se esfumaron. Uno de ellos era Damián Wayne, hijo del multimillonario Bruce Wayne, quien a pesar de sus influencias, no pudo e...