Era el primer día de Kubo como miembro oficial de Eizouken.
La tarde era nublada y hacía algo de frío, muy diferente al día de ayer. Las clases habían pasado de manera normal; a excepción de que el comportamiento de Nakamura hacia Kubo fue de lo más distante.
Por lo general comía su almuerzo con él, sin embargo, esa mañana no pudo encontrarlo para hacerlo como de costumbre, dedujo que seguía molesto por haberse retirado del club sin previo aviso.
"Supongo que esta vez comeré sola como en los primeros días" fue lo que pensó, pues no tenía otros amigos además de él y la presidenta, aunque esta última tenía su grupo social ya definido.
Decidió degustar sus alimentos en la azotea, ya que siempre almorzaba en su salón o incluso en el propio club de arte, pero esta vez quería almorzar en ese lugar ya que era algo que solía ver mucho en los animes y mangas que ella leía.
Como ya había comprado su lonche antes de llegar a la escuela -el cual consistía en un pan de melón y una leche de fresa- llegó temprano, por lo que no había nadie en la azotea ya que todos estaban comprando.
Se sentó en una de las esquinas y se dispuso a abrir la bolsa que contenía su pan favorito, el cual lo probó desde que lo vio en un anime muy viejo de nombre "Nichijou" hace tiempo atrás.
Atisbaba con calma el paisaje tan único que tenía ante sus ojos. La ciudad de Shibahama realmente era inusual; la gran mayoría de las construcciones fueron improvisadas con base en los antiguos edificios que estaban ahí años atrás. La tecnología y arquitectura del año 2052 eran muy agradables a la vista, así como también contribuían a la imaginación de la pequeña directora Asakusa.
Pasó su bolo alimenticio con ayuda de la deliciosa leche de fresa que tanto le gustaba, la cual era un poco más cara que la leche normal, pero ella no se fijaba en eso, con el simple hecho de disfrutar su bebida de la infancia era feliz.
De pronto, un portazo metálico se escuchó a sus espaldas acompañado de unas voces familiares.
—Muero de ganas por saber cómo será trabajar con Kubo-shi. —Esa era la voz de la directora de animación de Eizouken, la cual era acompañada por la productora quien llevaba en sus manos dos bolsas de la tienda de la escuela.
Sayaka estaba a punto de aportar algo en la conversación, pero se detuvo porque, desde lejos, las curiosas medias verdes de Kubo captaron su atención.
—¿Esa de ahí es Kubo? —Preguntó Kanamori mientras entrecerraba los ojos para ver mejor de lejos, pues no podía bajarse los lentes de la frente por las bolsas en sus manos.
—Sí, sí es. —Trotó en dirección a la nueva integrante y se sentó a un lado de ella. —Buenos días, Kubo.
—Hola, buenos días. —Saludó gentilmente la mencionada.
—Hola. Qué raro verte por aquí.
—¿Suelen venir aquí en el receso? —Kubo alzó un poco la vista, pues Kanamori seguía de pie.
—Sí, a Asakusa-chi le gusta venir a espiar a la gente, así que ya es costumbre venir aquí a almorzar.
—¡Oye! —Exclamó un tanto ofendida y avergonzada. —Y-yo no espío a la gente, sólo vengo aquí a dibujar la ciudad, es todo.
Kubo soltó una pequeña risa que tapó con su mano cerrada, pues podía notar lo bien que se llevaban aquellas dos a pesar de tener personalidades completamente diferentes.
—Ahora que lo dices, no había venido aquí antes. —Volteó a ver a la ciudad con una mirada relajada, manteniendo su postura de siempre con las manos en los muslos. —Es una vista muy hermosa.
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Más que camaradas (Eizouken)
FanfictionKubo, la ahora ex-integrante del club de arte, al ver el potencial de Eizouken, decide probar suerte uniéndose al club. Lo que no se imagina es que podría llegar a entablar algo más que una coexistencia con una de ellas.