ROJO

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Ya eran las siete de la noche, a esa hora, en Perú ya oscurecía

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Ya eran las siete de la noche, a esa hora, en Perú ya oscurecía. En la ciudad de Pisco no había luz alguna, salvo la de las linternas de los celulares. 

Omayra seguía atrapada, sin poder salir y nosotros sin poder liberarla. Era desesperante verla allí, pudiendo hacer algo, pero al mismo tiempo... estar atado de manos porque no sabes cómo ayudar.



—Oye, linda —la voz de Omayra me distrajo de mis pensamientos—

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—Oye, linda —la voz de Omayra me distrajo de mis pensamientos—. Voy a volver a caminar, ya verás.

—Tú... —no sabía qué decirle—. Sí, Omayra. Lo vais a hacer.

—Gracias por acompañarme... a todos. Gracias —"No, no. Ni se te ocurra despedirte ahora", pensé.

—Omayra, escúchame —me miró—. Vais a vivir... y vais a caminar —le dije firme—. ¿Me oíste?

—Sí... —me sonrió—. Voy a ver a mi mamá que está en Colombia. Yo soy colombiana.

—¿Viajarás a Colombia? —le pregunté.

—No... Ella vendrá mañana y la veré —. "Esto no me puede poner peor..."

—Sí, Omayra. La verás —le hablé—. Prometo que voy a sacarte de aquí.

—Gracias, querida. Te daría mi dedo meñique, pero... —presioné los labios. Todo su cuerpo estaba sepultado por escombros a excepción de su cabeza

—No te preocupes —le hablé tratando de darle tranquilidad aunque ni yo la tenía.

"Debo pensar en algo ahora", pensaba. "Debemos sacarla de ahí, ¿pero cómo? La única opción sería..."

—Bien. Ya tengo otra idea —la gente alrededor volteó a verme—. Haremos lo mismo de antes, pero... —me miraban con intriga, preocupación—. Alguien debe meterse a los escombros para tapar su herida —señalé con la mirada perdida.

—¡¿Qué?! —mis compañeros no podían creerme. De hecho, la gente me miraba con incredulidad también. Seguramente pensando: ¿Y quién diablos se meterá dentro de esa montaña de escombros a sacarla?

AVENTURAS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora