amantes de días nublados

Flagelo

Estaba sentado en un rincón abrazando mis piernas, estaba empapado y temblaba ligeramente por la conmoción… Creo que es por eso.

Los azulejos del suelo estaban fríos y allí acostado y asistido por dos personas, estaba Oliver inconsciente en el suelo.

Habían más personas fuera del cuarto de baño, todos hablaban muy fuerte y muy rápido, unos querían llevarse a Oliver al hospital y otros querían asisitirlo ahora, y yo prefería que lo hagan de inmediato antes de que sea tarde.

Eric, es uno de mis vecinos, yo no lo conozco pero parece que él sí conoce a Oliver. Quizás eran amigos, son bastante parecidos. Está vestido con ropa deportiva negra, lleva el cabello hasta los hombros lacio, color platino. Tiene varios tatuajes y sus ojos claros están ocultos tras unos lentes de lectura.

—Olvídalo, no hay tiempo. —lo escuché decir y se quitó sus lentes mientras que se acercaba a Oliver.

Él puso su mano sobre el mentón de Oliver y lo obligó a abrir su boca, entonces posó su boca sobre la de mi esposo y comenzó a practicarle rcp.

Sentí náuseas. Oliver había intentado matarse por mí.
Me abracé a mí mismo con fuerza y cerré mis ojos.

Nadie me ve, nadie sabe qué sucede. Para ellos Oliver es el vecino solitario que intentó quitarse la vida.

Pasó sólo un minuto y escuché a mi esposo toser, de inmediato levanté mi cabeza para verlo. Eric lo acostó de lado y Oliver escupió agua, tenía sus ojos cerrados con fuerza.

—Vamos a tener que llevarlo al hospital, la ambulancia está tardando. —dijo un vecino que estaba en la puerta.

Oliver dejó de toser y se quedó mirando a Eric. Él en cambio había mirando al otro hombre que estaba a su lado.

—Ayúdame a levantarlo —dijo Eric mirando al hombre y luego miró a Oliver—. Oliver, te llevaremos al hospital, te pondremos de pie.

Oliver sólo se quejó un poco en cuanto Eric y el otro hombre lo ayudaron a ponerlo de pie. Los tres caminaron hasta la puerta y salieron. Oliver caminaba con dificultad.

Yo los seguí hasta salir del departamento. Bajamos al lobby y cuando llegamos al estacionamiento, subieron a Oliver a un auto y ahí ya no pude seguirlos.

Quedé parado en medio de la calle, viendo como en la oscura noche se llevaban a mi esposo para salvarlo. Y sentí mi corazón doler por el contraste de saber que por mí él se haría daño.