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Hey, sé que he hablado poco contigo en estos días, pero me he sentido mal. ¿Escuchas mi voz desde el final del cielo? Porque yo no escucho la tuya desde la mitad del infierno. Tengo preguntas, y solo tú me puedes dar las respuestas. Solo quiero uno de tus acogedores abrazos, uno de esos que derretían mi corazón, necesito una mirada tranquilizadora. Que tus ojos me digan que todo está bien aunque todo se caiga a pedazos. Que dejes tu labial marcado en mi frente como señal de amor. ¿Escuchas mi voz desde el final del cielo? Porque yo no escucho la tuya desde la mitad del infierno. Solo dejaré mi mente volar y creeré que me puedes escuchar, no soy muy creyente de la fe, pero es una de las cosas que mantiene a la humanidad con vida. Te veré en mis epifanías, en esos momentos inefables de mis sueños que son escasos de imaginación, te necesito tanto como Venezuela necesita un buen mandador. Te necesito como los creyentes necesitan a dios, pero sé que verte será tan falso como el amor de un dictador a su pueblo y la fe de un ateo.

By: Emily Sofía.

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