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El pueblo estaba tranquilo, había pocos aldeanos en las calles terminando sus trabajos y responsabilidades.

Era medio día.

Los guardias recorrían el pueblo en pequeños grupos. En uno de los grupos, había un joven soldado, usaba el uniforme reglamentario, una playera manga larga cuello de tortuga de lana bajo una chaqueta de un grisáceo plateado, con pantalones iguales pero mas oscuros y botas marrones, el uniforme también incluía un casco pero, y muchos soldados lo agradecían, era opcional.

Los soldados también cargaban con espadas e incluso armas de fuego pero debido a que apenas había empezado el servicio, el joven soldado solo cargaba una espada de madera.

- Hay que ver en que lio nos has metido novato - dijo un soldado mayor con tono un poco irritado pero parecía más bien fastidiado, tenia el pelo marrón pardo, espeso y una ligera barba,  llevaba en su funda una espada y un rifle.

- Ya te dije que no me llamaras novato - dijo molesto - mi nombre es Sorent - dijo mirándolo a los ojos- Sorent Telment.

- Si, si claro- dijo con tono burlón por la actitud orgullosa del muchacho.

Siguieron caminando, ya llevaban media hora de patrulla y les quedaba mucho para que los relevaran. El soldado mayor se llamaba Teodore era un soldado que había servido en la Capital y había obtenido grandes reconocimientos por su uso de las armas pero, de un momento a otro y sin dar razón, se transfirió a Ríalo donde se convirtió en un soldado perezoso mas, poco tiempo después le asignaron de aprendiz a Sorent, un muchacho empeñado y trabajador que realmente no toleraba la actitud de su tutor, por otro lado a Teodore le simpatizaba el chico.

- Oye chico - dijo dirigiéndose al joven pero noto que él lo miro molesto - ejem... perdón... Sorent - dijo deteniéndose - ¿no quisieras ir a comer algo?

- ¡Lo sabia! - dijo volteándose bruscamente molesto - tu no crees lo que dije en la caseta esa noche.

El soldado mayor la miro sorprendido, sabía muy poco del novato que le habían asignado como compañero, pero generalmente era muy reservado y respetaba a sus superiores, respetaba demasiado a sus superiores, prefería obedecer lo que le decían sin reprochar. Pero eso cambio hace dos noches.

Todos los estaban pasando una buena noche en la caseta, cenando y compartiendo chistes. Estaban fuera de servicio.  El y Sorent habían acabado de llegar de patrullar, Ted se reunió con un grupo de compañeros a beber mientras Sorent se preparo para cenar en una esquina tranquila no muy lejos de el, el joven no hablaba con alguien mas que su mentor de no tener que hacerlo.

Muchos de los soldados se habían dividido en pequeños grupos mientras bebían y cenaban, algunos ya estaban ebrios, soltando sonoras carcajadas en la caseta, Sorent no se les unía, no le atraía demasiado la idea de beber, aunque algún que otro lo animaba a probarlo, por eso prefería pasar solo las comidas, algunas veces Ted tendría que intervenir para que dejaran al muchacho en paz.

Esa noche Sorent le preguntó a su mentor si había escuchado lo que decían los pescadores del este, Tep negó intrigado y pregunto, Sorent explico que había empezado a pasar cosas extrañas en las llanuras al llegar la noche, entonces fue cuando Tep entendió a lo que se estaba refiriendo el chico y rápidamente pensó en que como cambiar el tema, "Este chico va a terminar envuelto en esto si sigue así" había pensado Teodore, pero antes de que pudiera intentar cambiar la conversación de su aprendiz, otro soldado le grito al joven quitándole importancia y credibilidad a la historia diciendo que los pescadores del este eran "viejos medio locos", ninguno de los soldados presentes pudo haber predijo la respuesta de Sorent.

El joven soldado alzó la voz contra la caseta llena de soldados, iracundo, explicando que su abuelo era un soldado retirado que vivía en el este, igual que los pescaderos, por unos segundos toda la caseta quedo en silencio, Sorent parecía avergonzado, y tenia razones, gran parte de la caseta lo observaba molesto, el joven fue el primero en romper le silencio con una disculpa a la cual respondió el mismísimo capitán. Al final logro que el capitán, o eso era lo que Sorent y el reto de soldados creían, aumentará las guardias, con lo que se había ganado la enemistad, con suerte temporal, de algunos soldados, y los que no lo odiaban se reían incansablemente de él.

Doriji el Reino de las MonedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora