Lost on you

Doctor

Después de unos días, mi garganta era capaz de emitir unas cuantas palabras, no podía formular frases muy largas o complejas ni aquellas que podrían causar algún esfuerzo (como alzar la voz), pero ya era algo, ya podía comunicarme, Armin y Mikasa venían cada dos días, tenían trabajo que hacer, pero era agradable verlos y que quisieran verme, Hanji vino diariamente a ayudarme con el léxico y trabajos para el habla, respiración y diafragma, fue muy paciente y comprensiva, aún cuando yo terminaba llorando del enojo o del dolor que emergía en el pecho o de mi garganta seca.

Hoy estuve un poco distraído, desde que desperté he estado en un tipo de trance, creo que no había pensado más allá del momento en que me hablaron sobre mi condición, así que prácticamente estuve en mi mundo, evitando el futuro y no prestando atención al presente, aun con Hanji en la habitación, no es a propósito pero no puedo concentrarme.
Con el tiempo me di cuenta que habla mucho sobre todo lo que le viene a la mente, pero es agradable y muy inteligente, siempre tiene algo que decir o una cosa/concepto nuevo que enseñarme, pero eso hoy no evitaba que mi conciencia se alejara involuntariamente y me sumiera una y otra vez en mis pensamientos en cada vacío que encontraba. 

Parecía que Hanji me estaba explicando algunas cosas, pero realmente no entendí el asunto, estaba demasiado pensativo analizando el por qué de mi condición, si bien no conozco mi historial completo, no encuentro razón para que mi cuerpo reaccione así, me dieron una golpiza, no me electrocutaron

- ¿Entendiste, Eren?
- Disculpa Hanji, no la estaba escuchando del todo-dije un poco apenado con la voz rasposa-
- No te apures -dice con el semblante suave, admiro su paciencia- como decía, tienes buena salud física, pero sigue siendo raro el asunto con tu corazón, así que tendremos a un dosctor especial pendiente de ti, y cuando te den de alta, vendrás con el a revisiones durante un tiempo, pero mientras necesitas necesitamos observar tu avance
- Muchas gracias, pero, ¿cómo le pagaré? -otro problema que me atormentaba- tengo trabajo pero mi salario no es suficiente para pagar todo el tratamiento, así que creo que voy a -hice un gesto de molestia y toqué mi pecho, así que mejor terminé la oración escribiendo en un blog de notas que me dió hace unos días- tardar un poco en devolverle todo el dinero, pero haré lo que sea necesario para que sea lo más rápido posible
- Tranquilo, yo trabajo aquí, así que el dinero no será un problema. -sonríe confiada-
- ¿Me atenderá usted?- escribo curioso, sería agradable que ella me cuidara-
- Deja las formalidades -sonrió- desgraciadamente no -ladea la cabeza-, no es mi especialidad ni mi área, pero tengo dos compañeros que están al tanto y posiblemente uno de ellos sea quien tome cuidado de ti - al terminar la frase tomó mi hombro y sonrió-
- Disculpa las molestias, gracias por todo
Hanji- hice mi mayor esfuerzo en decirlo en voz alta y claro con mi mejor sonrisa

Después de eso, retiró su mano de mi hombro y comenzó a caminar a la salida, se despidió de mi, diciendo que sus compañeros vendrán a verme más tarde, mi garganta ya estaba al límite así que solo me despedí agitando mi mano.

Decidí ver la televisión para distraerme y que mi cabeza se relajara un poco. No había nada bueno en realidad, solo unas películas poco entretenidas, mis ojos comenzaban a pesar, reclamando las horas de sueño que anoche perdí por la incertidumbre de si despertaría a la mañana siguiente, estuve a punto de quedarme dormido y en el momento en que estuve a punto de entregarme a los brazos del morfeo di un respingo, ya que dos hombres entraron a la habitación, honestamente me asustaron un poco, tienen un semblante serio, uno más que otro.
El primero que visualicé cuando mis ojos volvieron a enfocar era bastante alto y rubio, cejas pobladas, rostro bien definido y cuadrado, ojos azules que brillaban con intensidad.
El otro era notoriamente más bajo, cabello negro azabache, corte militar, ojos filosos y obscuros con un brillo como cuando la noche en la que se puede ver la luna a un costado, rostro igual bien definido y afilado, su piel se nota suave y tersa, nariz respingada y labios bien proporcionados.
Comenzaron a hablar entre ellos y el rubio tomó la palabra dirigiéndose a la silla que estaba aún lado de la cama para hablarme.