3 - Mía

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Cuando Piper llegó a su destino imaginó que al menos Zelda se preocuparía por hacerla pasar increíblemente bien cada uno de los días que estarían allí.
No es que fuera muy fan de sus cumpleaños, pero al menos le gustaba pensar que la pelirroja se preocupaba lo suficiente por ella como para planear actividades o al menos ser romántica y sucumbir ante sus encantos la mayoría del viaje.
Una noche antes de su cumpleaños, Zelda la llevó a cenar con algunos de sus amigos, se había encargado de llamar al menos a una decena de ellos que Piper no se esperaba, pero por lo menos también había recordado invitar a su mejor amiga, Lorna Morello.
Era una chica bajita de cabello castaño, ojos vibarachos y un muy encendido labial que siempre realzaba sus pequeños labios parlanchines.

Mientras bebían un poco sentados en las palapas de descanso del lujoso hotel, Zelda levantó su copa llamando la atención de todos los presentes.

*Zelda: -Brindemos por la mujer más sexy, increíble y maravillosa del mundo...- Todos levantaron sus copas sonriéndole a Piper que por primera vez en el viaje comenzaba a sentirse tomada en cuenta, pero al parecer, fue bastante rápido para cantar victoria. -Mi madre.- Dice riéndose y haciendo a todos reír. A todos menos a Piper y Lorna que observaban la escena desde uno de los sillones de madera.

*Lorna: -Vamos, Zelda... Es víspera de su cumpleaños...- Dice avergonzada.

*Zelda: -¡Bromeaba!- Grita aún riéndose. -Me refería a mi querida Piper, que en unos minutos más va a cumplir 28 años.-

*Piper: -Me haces sentir muy vieja...- Sus mejillas sonrojadas eran buena señal de que se sentía expuesta, pero Zelda no era especialmente buena leyendo el lenguaje corporal de Piper en ningún aspecto.

*Zelda: -¡Un momento!- Tomó su copa sonándola con una cucharilla y poniéndose de pie. Se aclaró la garganta de forma exagerada y sacó un papel de su bolsillo trasero. -Es el cumpleaños de mi hermosa novia Piper, por favor acompáñenme...-

*Piper: -¿Qué tramas?- La pelirroja solo le sonrió pero continuó animadamente entonando la canción de cumpleaños secundada por todos los presentes, mientras Piper solo quería desaparecer.

De ninguna manera ésto se parecía a lo que había estado esperando, quizá su mente trabajaba teniendo demasiado interés en las cosas materiales, pero se esperaba que al menos Zelda le hubiera preparado un bonito regalo, quizá alguna pieza de joyería o algo así, pero en lugar de eso, tenía diez ebrios cantándole feliz cumpleaños y llamando la atención del resto de los huéspedes de aquel hotel que miraban con burla y vergüenza el espectáculo iniciado por su imprudente novia.
Se acercó y brindaron sus copas, mientras los demás aplaudían y gritaban algunas cosas de felicitación para la rubia que no les prestaba atención.

*Piper: -Zelda, eres una idiota.- Regañó con amabilidad mientras la otra mujer solo reía.

*Zelda: -Vamos, te merecías tu canción de cumpleaños.- Se encogió de hombros como si hubiera desatado la acción del año y de pronto un mesero se acercó con una cubitera, una botella y unas copas para ellos que colocó en la mesita de centro.
A penas colocó todo en su lugar se retiró sin decir nada, y cuando Piper le echó un ojo a la botella sus ojos brillaron más que en toda la noche. No podía creer que al fin las cosas románticas y lindas comenzaran a pasar.

*Piper: -Wooow, es mi favorita. Lo recordaste, cariño.- Dijo sonriéndole con toda la emoción que le fue posible a su novia que la observaba sentada frente a ella.

*Zelda: -No... Yo no la pedí.- Dijo avergonzada. -Seguramente fue cortesía de la casa...- Otra vez a Piper se le apagó la noche. ¿Es que era mucho pedir tener al menos un lindo detalle de su pareja? Le parecía increíble tanta insensibilidad de su parte. -Aún así deberíamos brindar por...-

365 DIAS DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora