3: Hacer la acción y esperar la reacción.

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Suspiré exasperada, sentada en uno de los sillones que habían en la tienda de ropa, mientras Jin entraba y salía del probador. Yo intentaba darle mi visto bueno en todo lo que podía, pero no era una experta en ropa, así que la mayor parte del tiempo que estuvimos en diferentes tiendas tenía un libro entre mis manos. 

Ir de compras era lo más aburrido del mundo. 

—Jin, tienes cincuenta camisetas iguales a esa, ¿en serio te vas a gastar esa pasta? —pregunté a a la vez que miraba la camiseta rosa palo y simple que acababa de cogerse. 

Se encogió de hombros, desinteresado. 

—Mejor procurar que curar. —Movió las perchas delante de mis narices. 

Bufé y me crucé de brazos mientras esperábamos a que la cola fuese disminuyendo. Parecía una niña pequeña al lado de su padre, y a la vista estaba: Jin me sacaba dos cabezas, le llegaba por el hombro. 

—Lo que tú digas, guru de la moda —dije en un tono burlesco. 

Me dio un leve codazo. 

—¿Y tú no vas a coger nada? He dicho lo de ir de compras por ti —aclara, llegando por fin a la caja para pagar. 

—No veo nada que me interese —expliqué en un tono de voz bajo. 

La chica de la caja nos sonrió y se quedó mirando a Jin más rato de lo normal, con una sonrisa tonta en la cara. Y sí, Jin si que se daba cuenta de los coqueteos que le hacían las mujeres, pero él solo respondía al de los hombres. 

Aun así, mi amigo le dedica una de sus mejores sonrisas y tras un gracias por fin salimos de la tienda. Entonces me sonó el móvil, lo saqué de mi mochila para ver de quien se trata. El nombre de "Chimchim" aparecía en pantalla.  A poco más y lanzaba un pequeño suspiro. 

—¿Es Jimin? —indagó Jin sobre mi hombro, haciendo que me sobresaltase un poco. 

Asentí. Estaba nerviosa, y ni siquiera sabía el porqué, cuando no era algo nuevo. 

Venga ya, Yuri, es algo totalmente normal. Es Jimin, tu mejor amigo.

Fui a descolgar, pero Jin me arrebató el teléfono de la mano sin darme tiempo a reaccionar. Le miré con horror cuando él mismo se encargó de descolgar y llevarse mi móvil a la oreja. Le agarré del brazo, pero ya fue tarde; porque contestó. 

—Hola Jimin, soy Jin. —Sonríe como si fuese un angelito.

Mientras intentaba alcanzarle con urgencia, él puso su mano en mi cabeza para impedirlo, y como no, lo conseguía ejerciendo fuerza. La gente empezaba a mirarnos un poco extraño, sin entender muy bien la situación.

—Déjalo ya —medio susurré. 

—Mmmm, no, en realidad ella ahora no se puede poner ahora. Está-

El brazo se le cansó y yo aproveché para arrebatarle mi móvil, escuchando como Jimin le hablaba comenzando a cabrearse un poco. Carraspeé.

—Jimin, soy yo. De nuevo —dije recalcando las últimas palabras mirando a Jin, al cual le saqué la lengua como cual niña pequeña. 

Este simplemente rodó sus ojos y de nuevo los dos comenzamos a caminar. 

—¿Quieres no dejarle tu teléfono a personas ajenas? Mira que eres descuidada —jacta medio gruñendo. 

Puse mis ojos en blanco y tuve que pellizcar a Jin un poco en el brazo, haciendo que este me mirase como si estuviese loca, poniendo una mueca. 

—Sí, sí, sí... Ve al grano Chim Chim, ¿Qué querías? 

Jimin al otro lado de la linea bufó como cual niño pequeño, intenté no sonreír de ternura  porque Jin no paraba de mirarme y sé perfectamente que se burlaría de mi, que yo me acabaría riendo y que Jimin se ofendería. Era un bucle continuo. 

—Verás, esta noche va a venir alguien bastante especial para mi a cenar, y lo cierto es que me gustaría presentarte —comentó, cambiando su tono de voz a uno un poco más... ¿Dulce?

Sentí de nuevo el malestar de mi estómago. Supe que se refería a la chica de anoche y a la cual había visto en el parking del edificio. Tragué saliva, abriendo y cerrando la boca repetidas veces. Obviamente yo no le mencionaría que les había visto porque después de eso vendrían la preguntas de: ¿Por qué no bajaste? ¿Por qué te escondiste? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué estás tan rara? 

Y entre esas miles del mismo estilo. 

—C-Claro, me encantaría, Jimin —intenté alegrar todo lo que pude. Aunque actuar  no era lo mío. 

—¡Genial! Llegaremos sobre las ocho, compraré comida china, ¿Te parece? —preguntó totalmente entusiasmado. 

Y a mi se me volvió a partir el corazón. 

—Sí, por supuesto. 

—Hasta la cena, pequeña —se despidió con su mismo de tono de voz alto. 

Sonreí triste. 

—Hasta luego, Chim Chim. —Y justamente colgué el teléfono. 

Me quedé mirando unos segundos al frente, teniendo ahora el aparcamiento delante de mis narices. Pero entonces Jin silbó por lo bajo. 

—Pero nena, parece que te hayas quedado tonta —comentó, abriendo la puerta del piloto. 

Fruncí mis labios mientras yo hacía lo mismo pero en el asiento de copiloto. 

—Quiere presentarme a su novia —murmuré apoyando la cara sobre la palma de mi mano, a la vez que mi codo nos sostenía en el borde de la ventanilla. 

—¿Él te lo ha dicho? 

Negué con la cabeza. 

—Me ha dicho que me va a presentar a alguien especial —expliqué sin mirarle, dejando que el paisaje de Seúl pasase a través de mis ojos a una moderada velocidad. 

Escuché el resoplido de Jin. 

—Deja de estar así, ¿vale? —me reprochó como cual madre. Le miré con una de mis cejas enarcadas, con mis ojos medio lagrimosos—. No me mires así, tía. ¿Y sabes algo? Haremos lo siguiente: te vestiré con esa ropa que tienes en el fondo del armario y que después de meses aun tienen la etiqueta. Te maquillaré. Te peinaré y los dos conoceremos a esa chica como Diosas. ¿Lo has captado? 

Lo miré estupefacta. Aun tenía su mano en el aire con los dedos que había ido enumerando en su conversación. Tragué saliva. Lo cierto es que su plan me tentaba demasiado. ¿Que tentarme? Me encantaba. Pero mi baja autoestima vuelve a salir a la luz. 

—Pero Jin... 

Puso su mano en mi boca para callarme. 

—Nada de "peros", por una vez en tu vida vas a dejar de reprimirte y vas a averiguar lo genial que es soltarse el pelo y jugar al jodido juego, Han Yuri —concluyó de forma dramática.

Y con esas palabras puso punto y final a la conversación. 

Yo no podía hacer nada porque sabía como era de cabezón... Pero la otra parte de mi, simplemente, se estaba dejando llevar. Por una vez quiero saber que pasa sin pensar mucho las cosas. Hacer la acción y esperar la reacción. 



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Esta novela está siendo tan fresca para escribir... Contadme, ¿tenéis algún amor imposible? ¿Alguna historia de corazones rotos? Si queréis contactar conmigo podéis hacerlo por wattpad ooo por instagram: fielmentemia. 

Si lo sé, es un SPAM que te cagas, pero ahora enserio, si necesitáis simplemente desahogaros y no queréis hacerlo con alguien cercano aquí estoy. Porque se que a veces uno quiere soltarlo y simplemente quieren que le guarden el secreto. 

En fin, me pongo sentimental. Muchas gracias por las 110 lecturas en tan poco que lleva puesta la novela. Se que es poco, pero aun así me emociona. 

Besitos. 



Prohibido enamorarse;; P.jm.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora