─¡Te dije que no volvieras hasta que juntaras lo de la renta! ─le grita Melanie a Er dándole una bofetada─ ¡¿Crees que con esto nos alcance?!
─¡No es mi culpa que todo lo que te haya dado a guardar lo gastes en tus estúpidas uñas! ─le grita de vuelta─ ¡Soy el único que se preocupa por el mantenimiento de este lugar!
─Resulta que la prostituta tiene dignidad ─se burla la mujer sentándose en el sillón─ no eres más que un pedazo de carne que sirve para saciar la sed de los ebrios.
─Al menos yo cobro, no como tú, que tiene que rogarles para que te hagan el favor. Mamá ─dice y sale de la casa hecho una fiera mientras escucha los gritos y reclamos que su madre y sale de la casa.
Ahora que su hija no está en casa puede darse el lujo de no dormir ahí.
Su vida desde que su padre murió se resume en prostituirse desde los 16, así ayudaba a pagar la renta y llevar comida a la mesa.
Ahora más que ayudar, se encarga él solo de todo.
Su madre no es precisamente la mujer más cariñosa o protectora del mundo, es quien incitó al menor a llevar esa vida tan vacía y llena de peligros, lo peor es que no puede simplemente dejar todo atrás, irse y conseguir un lugar nuevo.
Su pequeña hija, Lila, depende directamente de él y sabe que dejarla sola a merced de su madre no es la idea más inteligente, por ella aguanta, por ella haría lo que fuera
Incluso soportar el hedor de hombres varios que se complacen con su piel a cambio de unos billetes, dejar que extraños lo dominen y usen su cuerpo a voluntad, cambiar su dignidad por algo de efectivo.
Lila lo vale, Lila vale todo para él.
Su vecindario no es el mejor, la delincuencia está siempre presente, él que ha sido criado ahí desde niño y no le teme a nada, no lo molestan si el no molesta a nadie.
Son las altas horas de la madrugada, tal vez las 3:00 de la mañana, el frío que siente es algo a lo que ya está acostumbrado, no se dio el tiempo ni de tomar un abrigo por lo enojado que estaba.
¿Cómo su madre podía reclamarle algo? ¿Con que derecho se creía para hablarle de ese modo si no aporta nada? No hace nada más que embriagarse con un hombre diferente por noche y solo para que a la mañana siguiente la abandonen como ha pasado siempre.
No quiere culparla por todo, sabe que amó a su padre y su perdida ha dejado secuelas.
Pero eso no es motivo suficiente para echar a la basura el futuro de su hijo.
Está cansado de esa vida pero no tiene remedio, él se considera un caso perdido, pero aún puede salvar a su pequeña.
Después de caminar un rato llega a una banca de metal donde se recuesta hasta que llegue la luz del día, quiere dormir por lo menos un par de horas hasta que tenga que regresar a casa a enfrentar a su madre y recibir a su hija que llegara de un campamento escolar.
Mientras eso sucede, el nuevo padre de la iglesia se encarga de instalarse en el que será su hogar durante los próximos seis meses, llegó pasada la media noche y no quiso esperar.
Desde que tomó el seminario se siente en la necesidad de ayudar a las personas, es una vida muy diferente a la que tenía antes, no es que haya sido malo, solo que a pesar de tenerlo todo no tenía nada al mismo tiempo.
Joel Pimentel, hijo del dueño de riquezas que no lo satisfacen, ese vacío solo pudo ser llenado por Dios y sus creencias, su insistencia de querer ayudar a personas a recordar que todos tenemos una misión, todos tenemos un propósito que va más allá de lo que lo superficial nos puede brindar.
El padre local está próximo a retirarse así que el rizado se hará cargo mientras encuentran a otra persona, no es que él no sea capaz de hacerlo, pero prefiere regresar a su ciudad natal en cuanto tenga la oportunidad.
Se instala en una modesta casa de concreto, solo con dos habitaciones además de la cocina y el baño, una pequeña sala de estar y un jardín adornando la entrada.
Ese lugar le parece muy acogedor, es pequeño pero lleno de vida, solo espera poder ayudar como ha sido su propósito desde que comenzó todo.
Todo por ayudar
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Joerick: Mi religión.
FanfictionJoel es el nuevo padre de la iglesia. Erick es un simple prostituto.