Un día como cualquier otro, en alguna isla de algún punto del Grand Line, después de 22 años de la ejecución de su maestro y antiguo capitán, una figura enigmática despertará y comenzará con un nuevo viaje a fin de cumplir con una vieja promesa.
No...
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Ceño fruncido, brazos cruzados y mirada fija en la cubierta del Oro Jackson, donde piratas de Roger y Barbablanca se enfrentaban ferozmente. A eso se reducía la nueva grumete. Consciente de que sería regañada si se le ocurría mostrarse, pero no por ello conforme al permanecer distanciada de toda la diversión, agazapada en el mástil más alto.
Fue entonces cuando un grito la obligó a mirar por encima de su cabeza.
— ¡Uaaah! ¡Uaaah!
Para su asombro, uno de sus compañeros, nariz roja, cabello azul largo, acababa de ser arrojado sobre ella por un majestuoso pájaro hecho de llamas azules y doradas para hacerla caer.
Con éxito.
— ¡Buggy serás idiota!
Derribada por el destino, que había dictado el encuentro entre ella y un pirata aquella mañana.
Ese pirata fue Edward Newgate.
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La conversación entre Ben Beckman y Shanks fue interrumpida por la intromisión de un alterado Yassop abriendo la puerta.
— En la cubierta este del... Mobbydick. —inquirió.
Al instante siguiente el capitán saltó de su silla como un resorte, nada más distinguir el nombre de la morena resvalando por los labios del francotirador. Los tres dieron una carrera hasta tener a la vista el corpulento cuerpo de Lucky. Saltaron sobre la barandilla del Red Force para llegar a su lado.
Mientras tanto, su compañero, estaba a punto de salir corriendo hacia la enfermería con la chica en brazos.
— ¡No, espera!
Fue encargo de la nerviosa voz de Shanks el detenerlo.
