Reto # 3 ( El último libro de un taumaturgo)

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RETO:

500 palabras para un relato de misterio que empiece "Estaba de pie en la cocina"



Estaba de pie en la cocina de el castillo, en la mas pequeña, utilizada para desplumar gallinas.

Él no lo seguiría allí, ese lugar era solo para la servidumbre.

—Erick...

Maldijo en voz baja.

—Mi Señor.

—Así que ahora te escondes de mí... ¿Es que mis palabras son iguales a los chillidos de una rata que cayó en una trampa?

Ni él mismo podría hacerlo dicho mejor.

—Conviví con las ratas cuando estuve en reclusión en la Era oscura. Me habitué a sus sonidos. No por eso las quisiera de mascotas.

El joven Barón Oliver III apretó los dientes. Sus pintas de querubín y su odiosa mirada eran tan discordantes.

Él era su mentor en las artes mágicas. Su sangre inmortal le había permitido instruir a varias generaciones pero, ya no quería continuar. No con Oliver. Había algo en él y no eran solo su mala actitud y sus arrogantes modos; crecían en su alma las llamas del mal. Erick temía lo que un taumaturgo así pudiera hacer cuando estuviera en pleno derecho de usar la túnica.

—No me soportas—continúo su aprendiz—Pero sabes qué, no me importa. No busco tu aprecio, ni siquiera tu aprobación, solo quiero de ti lo que me debes; tu enseñanza.

—¿Y es que no le ha dado a mi señor la debida instrucción desde que era solo un niño que no podía mantenerse en pie por sí mismo?

—Sí—reconoció Oliver—Has hecho como dices, pero aun así estas en falta. Quiero que abras frente a mí el último libro y que de una vez por todas concluyas mi educación. Y, no finjas que no quieres deshacerte de mi tanto como yo quiero, porque no te creeré.

—El tiempo para que abra para usted los conocimientos del último libro aun no ha llegado. Para esto es necesario...

—¡No quiero volver a oír de tu boca las mismas excusas! Mi padre accedió al último libro con solo doce años, mi abuelo a los diez. ¿Por qué yo no? Mi mente y mi espíritu están preparados, mi fuente solo necesita esa gota final para ser llenada.

La mirada en los ojos negros de Erick se encendió.

—Porque el que no está preparado es su corazón.

Oliver tragó saliva. Dos grandes lágrimas bajaron por sus mejillas sonrosadas.

— ¿Y que sabes tú de mi corazón? Eres como un muerto que solo continúa entre los vivos por la  atadura de una antigua promesa. Mejor sería que la rompas y nos dejes a ambos en libertad. Que buscaras una vida que vivir mientras yo busco quien me de lo que tú tan concientemente me niegas.

No había mas que decir, y solo una cosa por hacer. Y no era abrir para él el último libro.

Erick dejó que la afilada cuchilla brillara a la luz del sol.

La historia de Oliver III sería contada algún día, desde un manuscrito breve y sin mayor relevancia. Él tendría parte en el relato, una vil; sus últimas líneas estarían escritas con sangre.

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