Reto #2 ( Palabra de amiga)

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RETO:

Escribir un relato en forma de cartas.


Buenos Aires, 1871

Mi estimada Isabel:

Con que ansias deseo volver a verte. Hay tantas cosas que quiero contarte, y debo admitir, en su mayoría tristes y desalentadoras.

Rubèn tiene una nueva amante; apenas una chiquilla, hija de un cercano amigo suyo. He deseado hacerle conocedor de esta intriga embustera a este buen hombre cientos de veces, pero la prudencia a detenido mi mano en todas ellas. Mi madre decía que ser una buena esposa era saber soportar y perdonar en su medida justa. Conforme pasan los años voy entendiendo cuánta razón tenía.

Por otro lado Agustín no deja de darme dolores de cabeza. Bien dicen que la manzana no cae lejos del árbol; ese muchacho parece vivir en una continua juerga entre rameras y borrachos ¡Quién diría que ser madre podría conllevar semejante pena! Bienaventurada tù que no has acogido en tu vientre niño alguno.

Que cruel de mi parte amiga, me disculpo por ello.

Ahora dejemos mis penurias de lado y cuéntame de ti, ¿Cómo te encuentras?, ¿Has logrado sosegar tu inquieto espíritu?¿ya puedes dormir por las noches?

Créeme que ruego por ti a nuestro Señor cada día.


Tucumàn, 1871

Mi querida Antonia:

Tu carta me ha alegrado mucho, mas allá de las aciagas vivencias de las que me relatas con tanto estoicismo, es el saber que siempre estoy presente en tus pensamientos lo que me complace. Tu igual amiga, siempre estas en mi mente y en mis oraciones.

Ante todo debo decir, ¿Cómo puede hacerte esto Rubèn cuanto has estado en sus momentos mas amargos? Su proceder me indigna y lo siento mucho por ti.

En relación a lo anterior Antonia, debo pedirte encarecidamente un favor. Se que lo mencioné en el pasado pero quisiera refrescar tu memoria. Visítame el quince de Abril, día de mi cumpleaños. Sabes que desde la muerte de mi padre, seguida por la de Roman, he quedado en este mundo completamente sola. No permitas que ese día de celebración me encuentre en nostalgia y soledad.

En cuanto a Agustín, apacigua tu alma y deja la vida pasar; ya sentará cabeza.



Mi estimada Isabel:

Rubèn quiere irse de Buenos Aires, quiere viajar a Europa. Te preguntaras el porqué, aunque quizás te hallan llegado noticias. Hay una peste que comienza a crecer entre los conventillos, entre los inmigrantes y las pobres gentes de los barrios del Sur. Hay unas docenas como mucho, pero él dice que así comenzó en Corrientes y que luego se propagó llevándose dos mil vidas.

Ahora bien, ¿Qué me dices tú? ¿Deberé marchar? Te considero una mujer juiciosa. Confiaré en tu consejo.



Mi querida Antonia:

Tus últimas palabras me preocupan. Algo he leído pero bien sabes que mis relaciones se han reducido a tus cartas y a las dulces palabras de mi confesor los domingos.

Te daré mi consejo, ya que con tanta insistencia lo pides, no viajes, espera. La peste ( si es que tal es) no llegará a tus puertas. Esas pobres almas de las que hablas viven casi como animales, me apena decir que mas morirán por las condiciones paupérrimas de sus hacinados alojamientos, su estilo de vida ( y sabe Dios no los culpo por eso) será su condena. Pero a ti y a los tuyos, en el centro de la ciudad, con la minuciosa higiene en la que instruyes a tu servidumbre. No, ni siquiera te pasará cerca.

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