Tank & Ghost

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Me bajé mi camiseta tratando de ocultar más mis muslos, pero tras ver cómo los ojos grises del tipo brillaban tras una carcajada suspiré, sacó de su bolsillo de detrás del pantalón unos papeles y los arrojó a mis pies.

- Voy a por unas cervezas, la perra no tiene nada más que agua con sabor y mierdas de bebidas light, no empecéis sin mí.

Tank asintió a los dos y los dejaron solos cerrando la puerta tras ellos.

- Tu jefe guarda la mercancía que transporta en diferentes sitios de la ciudad y cambia constantemente sus salidas.

Dudosa observé como se encendía un cigarro y se sentaba cerca de mí.

- Quiero que me des todas las direcciones que sepas y que me mantengas informado de los envíos.

Le fruncí el ceño, furiosa tratando de soltarme.

- Yo no sé cuándo envía o recibe, cuando ya ha sucedido guardo y apunto los pesos de la mercancía.

Tank se levantó, pude ver un poco de su espalda tatuada por su lado derecho, dio una calada a su cigarro y se volvió hasta verme.

- ¿Por qué tanto interés en él?, no hace daño a nadie, transporta cosas desde otros países.

Vi como él abría los ojos completamente sorprendido.

- Veo que lo defiendes preciosa.

Me arrepentí de mis palabras, pero no pensaba doblegarme.

- ¿Y si cuando te vayas le cuento todo a Tomás?

Él seguía de espaldas a mí, no me di cuenta de que había cogido un cuchillo de algún lado de su cuerpo, se volvió dejándome ver la enorme marca de su banda en el pecho de su chaleco y mi piel vibro, retrocedí hasta quedar completamente pegada al cabecero de la cama, él se inclinó tratando de cogerme una pierna, pero yo lo golpee con todas mis fuerzas en su puta boca, haciéndolo enfurecer y quejarse.

- ¡Aléjate de mí loco!

No lo hizo, sin apenas esfuerzo se puso encima de mí, selló mis labios con cinta, estiró mis brazos hacia arriba y envolvió más mis manos en cinta, pero ésta vez la pasó por los barrotes de la cama, dejándome indefensa, moví mis caderas y piernas tratando de soltarme, pero él no tardó en mover mis tobillos y separarlos a cada lado de la cama.

- Veamos.

Abrió uno de mis cajones de las mesillas, yo no podía dejar de mirarlo, después se arrastró a la otra mesilla y sacó mi bolsa con mis mariposas y el vibrador, mi vibrador de diecinueve centímetros metido dentro de su perfecto estuche de mayordomo, de alejó fuera de la habitación y asustada esperé, con miedo a que volviera con todos los demás, pero venía con una cámara polaroid, la puso cerca de mi cadera, mientras sacaba mi consolador de la caja, lo puso junto a la cámara y después se movió hacia atrás, se quitó su chaleco y después su camiseta, mostrándome sus perfectos pectorales, sus ocho abdominales y el poco pelo de su pecho medio cuerpo tatuado por lo que podía imaginar, angustiada sollocé al ver que se quitaba los pantalones y podía ver su calzoncillo y sus piernas, el tatuaje seguía por una de sus piernas, era una mezcla de un tatuaje tribal, las alas de un fénix en su brazo, flores cómo las orquídeas y otras por su pierna, viendo la polla completamente dura de él en su calzoncillo comencé a llorar silenciosamente.

- No voy a meter mi polla en tu dulce coño, no tenemos la necesidad de eso los Amos del infierno preciosa.

Se puso de rodillas entre mis piernas, dejando que su polla se apretara entre mis labios al ponerse un poco a mi lado, acarició uno de mis pechos y tiró del pezón haciéndome apretar mis dientes.

- Tenía que haberte quitado la camiseta, ahora tengo que cortar.

Movió su cuchillo por uno de mis muslos y con su otra mano cogió la camiseta, estirándola y cortándola con la afilada navaja, lo hizo con precisión, hasta dejar la prenda echa un trapo, la sacó bajo mi espalda y la tiró cerca de la puerta de mi baño.

- Son preciosos.

Volviendo mi mirada hasta él, veo que esta sobre uno de mis pezones, mientras acaricia el otro con sus enormes dedos, no pude evitar ver la soga que tenía tatuada en el dedo corazón de su mano izquierda, ésta desaparecía en su muñeca, dónde seguían los tatuajes, torció un momento el brazo sobre mi pecho, arrastrándolo y dejándome ver que tenía un ancla con una rosa blanca.