𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈𝐈
El pequeño Oliver Wood caminaba apresurado por las calles transitadas de Londres, bajo un cielo ceniciento y de la mano de su madre, quien a pesar del helado clima siempre estaba cálida, resguardando la parte inferior de su rostro dentro del abrigo oscuro, para evitar que el viento frío de Londres lo azotara de lleno.
Su madre llevaba en la otra mano una gran maleta, mientras que su padre, caminando detrás, arrastraba otras dos más. La sonrisa eterna en el rostro de su madre no había desaparecido, aunque se notaba un tanto crispada, quizá algo rígida, lo que no era algo usual de ver considerando su personalidad tan paciente y dulce.
—Perdón por haberme levantado tarde, mamá —se disculpó Oliver, escondiéndose más.
Niké Wood miró a su hijo con una sonrisa comprensiva, desprendiendo esa aura de gran tranquilidad que siempre la rodeaba. Sus ojos celestes se entrecerraron un poco.
—Tranquilo, amor mío —susurró con su voz de viento primaveral—. Eso no fue tu culpa.
Oliver giró un poco para ver la expresión de su padre, que en lugar de su habitual mueca hostil tenía un gesto de claro arrepentimiento y vergüenza ante las palabras de su esposa. Avanzó a largas zancadas para quedar junto a su mujer, que era más bajita que él, por mucho.
—¿Qué querías que hiciera, Niké? Era el último juego de la temporada —masculló.
La madre de Oliver lo miró sin deshacer su sonrisa, lo que resultó más intimidante.
—Acostarse a la una de la madrugada no es el problema —repuso Niké, con un tono amable que parecía no coincidir muy bien con la situación—. El problema es que no pusiste una alarma después, cuando sabías que es el primer año de Oliver y el tiempo es muy importante.
Oliver y su padre tragaron saliva al mismo tiempo, sintiéndose culpables.
Lorne Wood era un hombre silencioso que siempre parecía molesto, todo lo contrario de su mujer, quien siempre sonreía y parecía estar rodeada por flores y brillos hermosos. Sin embargo, a pesar de su aspecto tosco a simple vista, la debilidad del señor Wood era su joven hijo, a quien casi nunca podía negarle nada. Mucho menos si se trataba de Quidditch.
Miró a su mujer para debatir, pero ella parecía ya haber tomado una posición al respecto. Y nunca se debía contrariar las decisiones de la adorable señora Wood una vez ya tomadas.
—¡Mamá! Creo que olvidé mi Snitch de peluche —exclamó Oliver con horror tras unos momentos.
La señora Wood soltó un suspiro prolongado.
—Todo lo que se te haya olvidado puedes anotarlo en una carta y mandarla a casa —sonrió.
La molestia de la señora Wood era, por así decirlo, efímera. Se iba tan rápido como las brisas de verano, o las telarañas en los árboles de septiembre. Ese día no fue la excepción. Tan pronto como su hijo comenzó a hablar entusiasmado del interesante partido de anoche, la señora Wood pareció olvidar incluso que ese era el motivo principal por el cual había estado disgustada. Sujetó el brazo de su esposo con ternura y recargó la cabeza contra él, sin dejar de ver a su hijo, mientras caminaban los tres a la misma par hasta la estación de tren.
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Fenómenos ━━━ 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐈𝐕𝐄𝐑
Fanfic⠀ ⠀⠀ ⠀𝐅𝐄𝐍𝐨́𝐌𝐄𝐍𝐎𝐒;; ¿Crees que ser diferente no implica ser un fenómeno? Pues el resto del mundo no piensa eso Percy era perfecto en casi todo lo que hacía. Era perfecto en su modo de hablar, de actuar e incluso en su modo de vestir o cepill...