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"¿Alguna vez haz tocado algo que hayas creado tú?", pregunté un día, comiendo un bollo de crema sentado en el pequeño sofá que Seonghwa había comprado hace unas semanas.

Seonghwa me miró a través de esos ojos grandes por unos segundos, terminando de limpiar el piano, antes de negar con la cabeza.

"No son lo suficientemente buenos, y tampoco he tocado en público más que cuando era niño", fruncí el ceño, Seonghwa tenía un talento impresionante para el piano, y con tantos años de práctica y conocimiento se me era imposible pensar que no fuese bueno componiendo una partitura.

"No te creo"

Seonghwa soltó una risita, dejando el paño a un lado, "Al menos yo no siento que lo sean, tampoco se los he mostrado a alguien la verdad"

"¿No me mostrarías uno a mi?", pregunté curioso, Seonghwa volvió a reírse, pensándolo un poco mientras miraba hacia el techo.

"El día que lo haga, será una canción hecha para ti, amor"

Mi corazón explotó, casi ahogándome con el bollo por lo inesperado que había sido eso, mis mejillas tornándose rojas gracias a la risa de Seonghwa, era un idiota por decir cosas así de la nada, pero lo amaba mucho.

"Esperaré ese día con ansias entonces", musité, sonrojado y con una sonrisa enamorada llenando mi rostro.

Seonghwa se acercó con pasos rápidos hacia mi quedando parado frente al sofá, sujetando con un dedo mi barbilla y elevando mi cabeza hacia arriba, mordisqueó su labio entre una sonrisa y acarició mi mejilla con uno de sus pulgares. Me dejé llevar contra el tacto como un gatito mimoso, cerrando los ojos y apoyándome en su mano con los labios abultados.

"Me demoraré eso si, porque debe ser perfecta, tal como tú", susurró de vuelta, abrí los ojos cuando lo sentí agacharse hasta estar a mi altura. "Aunque te prometo que te haré algo"

"No te preocupes, te esperaré"

Le tomó más de 10 años a Seonghwa componerme una canción, y a mi más de 50 años para encontrarla.

Ya no tenía más lágrimas para soltar, estaba drenado y seco, pero los sollozos se escaparon de mi boca sin poderlo evitar, solté el cuaderno encima del piano y me llevé las manos a los ojos, mi rostro rompiéndose por completo y mis hombros cayendo. Lo extrañaba, lo extrañaba tanto, nunca dejaría de hacerlo y Seonghwa nunca dejaría de sorprenderme. A pesar de todo, de no haber vuelto a mi época, de que nadie haya podido explicar mi desaparición, Seonghwa había seguido con las esperanzas de que en algún momento, en alguna vida, en algún universo, yo viera esta partitura.

Mi corazón dolía a horrores, mi cuerpo estaba entumido y la cabeza solo me repetía lo desgraciado que era, lo desgraciada que era mi vida.

En estos momentos, solo quería morir.

No me quedaba nada, nunca tuve algo en esta época, perdí a mi familia, a mis amigos, mi vida y toda mi enseñanza apenas llegué al futuro, perdí al amor de mi vida, a quien más amaba en toda la tierra y por el cual hubiese dado mi vida, ni si quiera podía buscarlo ahora mismo porque debía estar muerto, murió sin saber de mi, sin saber qué me pasó, sin haberse despedido de mi.

Yo no tenía nada más que perder aquí, no tenía razones para estar aquí, siendo aún investigado por no tener ningún registro en los últimos 50 años, me trataban como un espécimen caido del cielo sin creer la verdadera versión de los hechos.

Mi único propósito ya estaba cometido, fui capaz de encontrarme con el recuerdo de Seonghwa en este lugar y volver a rememorar lo linda que fue mi vida mientras duró, pero ya no podía soportar el hecho de que estaba solo, y que había dejado a Seonghwa solo.

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