Estaba de pie en la cocina. Hice mezcla en mi boca de sabores dulces; odio el insomnio desafiante. La luz apagada, el aire fresco. Un escalofrío me electrocutó el cuerpo.
Estaba sentada, sentí su mirada de paz. Tomé un respiro, exhalé. La oscuridad marcó la soledad aislada de mi pensamiento, no tengo nada que decir: solo sentía su mirada. Escuché un coro a lo lejos, era una sonata en fa menor. Un "crescendo" en el violín acompañado del "celo". Mi fisionomía se destruyó, quedé alborotado por su voz.
Comenzó a gritar.
Sufro por la ausencia, me da dolor su pensar, esquivo su dolencia, sin embargo no evito su andar. Todos los días me atrapa, corro por la casa, luego la habitación, sudo frío y su mirada profundiza más.
Que alguien me quite a fuerza esto que pesa, lame mis párpados para arrancar el exceso de sal, mátame, hablanda mi pecho y destruye como hasta ahora lo has hecho.
Quiero paz, un destello de saciedad, mi vida es vida de un muerto que bebé y bebé agua sin quitar la sed. Tranquilo, me pido, en ausencia de la coherencia. No sé si sueño o es tu fantasma que no me deja.
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Envenenado (#DreamyA20)
De TodoLibro con relatos hechos para el concurso: dreamy awards 2020.