Clown compró una botella de champán y dejó que todos caminaran libres, y sin embargo se encerró a sí mismo al otro lado de la puerta. Ser capaz de enfrentarse solamente a uno mismo no implica necesariamente ser libre. Por fin fue capaz de quitarse su propia máscara.
¿Ves en esa puerta, al otro lado del cegador precipicio, ves el “tú” que está en la habitación? El tú que a veces mira por el telescopio a los que le rodean, que ha tocado a innumerables puertas, pero que es incapaz de tocar a la puerta de tu corazón.
Estas 60.000 palabras son la coda de una historia larga y retorcida, y en esta coda, Luhan utilizó su fuerza, aunque no fuera particularmente formidable, para dibujar el punto final.
Hay muchas cosas que no sabemos.
Pero también hay cosas que sí conocemos, como:
Contando hacia atrás, el tercer Clown nos dejó con la vista de su espalda mientras se alejaba del asiento del conductor del camión. Llevaba la cara de un desconocido, y con ella volvió para estrellarse contra ese taxi y matar a Yun, y también a su sucesor, a Sung. Los difusos acontecimientos de esa noche permanecerán para siempre en los anales de la historia, igual que ese taxi con pasajeros distintos cada vez acababa sufriendo el mismo destino una vez tras otra.
Contando hacia atrás, el segundo Clown, el que los llevó al cobertizo de madera, Sung. Les tiró esos dos teléfonos, y dio comienzo al primer capítulo de esta historia. Es otra de esas personas que dio cada uno de sus pasos llevando una máscara. Salvó a Yun, pero al final, sólo pudo darle la espalda mientras le decía adiós.
El último Clown, Luhan, después de experimentar tres saltos decidió utilizar la poca vida que le quedaba para cambiarla por un seguro de vida contra el inmenso pago que aún tenían que hacer Kris y él, sin posibilidad de recuperarla. Igual que Sung, que se subió a ese taxi por última vez, todo ha sido un fraude del seguro.
Huang Zitao dijo: “No ha sido culpa de nadie.” Si has conseguido entender a Kris y a Luhan en esta historia, deberías poder entender los sacrificios de Sung, la amistad bajo los focos con el dueño del famoso Happy Time’s, e incluso la desesperación de ese conductor del camión que sólo nos dejó con la imagen de su espalda alejándose.
O incluso más, el momento en que Luhan se sentó en el asiento del copiloto, o el momento en que dejó caer la llave al suelo, lo que se puede ver es lo que dice con sus acciones; que en este mundo, no es sólo el amor el que hace que uno actúe sin pararse a pensar.
Y que para alguien que de verdad te quiere, que sacrifiques tu propio amor no significa que vaya a dejar de quererte.
Cualquier persona puede haber vivido un momento en que haya tenido que suplicar por algo. Este terrorífico bucle no es resultado de la travesura de nadie, sino que es un juego que sólo existe a raíz de esas súplicas. Los altibajos de la vida están llenos de posibilidades, y cada bifurcación del camino es una oportunidad única en la vida para la que no hay vuelta atrás. Y sin embargo, si tomas el camino equivocado, no tienes manera de saber si hay algo importante esperándote en la siguiente intersección. No ser capaz de ver el bosque porque te tapan los árboles es el destino ineludible que nos espera a todos, que no podemos ver nada desde la perspectiva de Dios. El “para siempre” que nosotros percibimos no es más que la sombra de un poliedro proyectada contra una pared. Nosotros, que no tenemos posibilidad de dar estos Saltos, no conoceremos nunca los detalles que se esconden en los rincones de la historia, y tampoco veremos nunca el camión aparcado en la siguiente intersección. Después de subir al siguiente piso del edificio, cuando te des la vuelta para mirar el sinuoso camino por el que has llegado, tal vez te darás cuenta de que en realidad, cada paso que hayas dado es lo que te ha convertido en el tú de ahora.
La gente a tu alrededor puede ser más lista de lo que piensas, a veces. Sólo hay una razón por la que podrían hacerse los tontos. Es porque te quieren.
Si ves que tus padres se retiran de una discusión contigo, si ves que esos amigos con los que pasas todos los días sólo te regalan una bolsa de pistachos en tu cumpleaños, si ese ser querido con el que pasas día tras día nunca llega a mencionarte la palabra amor…
No los culpes, porque en el momento más crucial, podría ser la gente que lo diera todo por ti.
Pero, igual que Zhang Yixing en esta historia no es demasiado afortunado, quizá tú y yo tampoco tendremos la posibilidad de examinar un amor como éste en toda nuestra vida. Tenemos libros, tenemos películas, el ansia del ser humano por conseguir este final feliz. Estamos dispuestos a llorar por esas personas ficticias, y en la realidad, contenemos nuestras lágrimas una y otra vez.
En este comedia, no hay finales felices pero tampoco hay finales tristes, igual que en la mayoría de nuestras vidas, que acaban en el momento que menos te esperas, en el último lugar que te imaginarías. Si aún estás clavando clavos bajo la lente del telescopio, por favor, no pares.
Una persona que tiene clavos y que puede continuar trabajado duro, clavándolos en la piedra, es una persona feliz. Que le digan que esos clavos nunca funcionarán es lo que provocaría la verdadera desesperanza. Si lo miras así, ¿acaso no está todo el mundo clavando estos clavos sin parar? Y todos seguimos viviendo felizmente, ¿no?