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Los brillantes ojos de venado

Después de la fuerte cachetada que recibió Jimin comenzó a llorar, su corazón roto ya no podía soportar más, su madre se quedó en completo silencio pensado que había sido muy ruda al golpearla.

— Vete a tu habitación.- dijo la mujer y Jimin corrió a el.

Por primera vez después de tanto tiempo había está sintiendo que si mundo se destruía, todo lo que creía que le estaba haciendo bien ahora la estaba lastimado. Jimin lloro toda la noche sin poder evitar que sus quejidos se escucharán fuera de su habitación haciendo que su madre escuchará el llanto desgarrador de su hija.

La mujer lo sabía, su hija estaba sufriendo y no comprendía porque, no sabía si había sido por ella o por esa chica, pero que podía hacer, ese tipo de cosas no las entendía, no eran parte de su entorno y le aterraba lo que pasará con su Jimin si seguía de esa forma.
Al día siguiente Jimin no se levantó de su cama, no quería ver a nadie y tampoco quería escuchar los reproches y palabras de odio de su madre quien se sentía muy mal por no entender a su hija pero era muy orgullosa para decírselo, en cambio la dejo quedarse en casa y ella se marchó a su trabajo.

La rubia se levantó de su cama al rededor del medio día, no tenía ganas de hacer pero aún así su estómago pedía comida y no podía evitar eso, así que se preparó algo de comer y después regreso a su cama donde siguió llorando hasta que ya no pudieron salirle más lágrimas. Estaba destrozada y probablemente estaba teniendo una crisis, algo que hace bastante tiempo ya no le pasaba, la primera vez que se sintió de esa forma fue cuando su padre las abandono a su madre y a ella sin dejar rastro, solo recuerda que el hombre les gritó y dijo estar arto de ellas, que si Jimin no hubiese nacido él hubiera podido cumplir sus sueños y sin más tomo sus maletas y se marchó sin volver, la pequeña Jimin de casi 10 años quedó destrozada, había sido un quiebre emocional para ella y así se sentía ahora, no quería ver ni hablar con nadie, solo quería desaparecer en ese momento.

Cuando su madre llegó a su casa ella aún seguía en su cama, eran al rededor de las 3 de la tarde y ella aun seguia sin salir, la llamo para que comieran y de esa forma se levantó, comieron en completo silencio, Jimin tenía los ojos demasiado inchados y eso hacia recordarle a su madre la época en la que ella se aisló de todos y de todo por culpa del hombre que la engendro.

— Jimin.- hablo su madre.

— Mmm.- respondió jugando con su comida.

— Sobre lo que pasó, debes de ser conciente de todo, no puedes ser así, no puedes.- Jimin estaba arta de que todo el tiempo se sintiera como si algo estuviera mal con ella.

— ¿No puedo?- Jimin dejo sus palillos y la miro a los ojos a su mamá.— De verdad que nadie puede entender que soy así, no me pueden cambiar, ¡Entiéndelo!

— ¡Baja tu tono de voz! A mí no me vas a hablar así.

— Entonces apóyame, bastante tengo con saber que la persona que amaba me traicionó y yo sé que tú conoces perfectamente ese sentimiento.- Jimin no dijo nada más y se fue a su cuarto.

Sabía que en ese momento la confianza y el lazo maternal que tenía su madre con ella se había agrietado y no sería fácil repararlo de nuevo.

Pasó una semana y Jimin no fue a la escuela y de hecho no tenía pensado regresar pero tenía que hacerlo, no podía perder el año por un amor tonto, así que ese nuevo día se levantó de su cama y se colocó su uniforme, su madre la vio arreglándose para por fin regresar a la escuela y eso la hizo sentir aún peor de no poder entender lo que sentía su hija.

Silence // kookmin fem//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora