Borracho

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James gruñe cuando Drake se apoya en su espalda, recargando su mentón en su hombro adormilado, no está molesto precisamente por el contacto, es más, el calor que emana el cuerpo del chico es más que agradable, sino, que está molesto por la razón de este comportamiento.

- Es como una señal- Ríe Erick al ver la escena- Cuando Drake ya no puede beber más va y se recarga en ti. Como diciendo ven y sálvame.

- Solo espero que no vomite otra vez- Se levanta, no sin antes asegurar que el ojidorado este bien afirmado en su espalda, sujetando sus muslos- Lo llevare a la cama.

- Claro caballero, salve a su princesa- Erick ríe, recibiendo una mirada enojada de James, que solo hace que disfrute más de su carcajada.


Drake no tiene idea de lo que hablan sus amigos, las voces se oyen distorsionadas y se revuelven en su cabeza, al igual que la música de la fiesta. Sus pensamientos también son un revoltijo, no debió seguir bebiendo.

El agarre es más firme, mientras la música comienza a desaparecer. Esconde su cabeza entre la chaqueta y el cabello de James, y se deja llevar dócilmente, adora esa sensación de sentirse protegido en sus peores momentos por él. Aspira su aroma, le encanta su aroma...

- ¡Oye, tú, no se te ocurra vomitar! – Es advertido al moverse inquieto.

James es malo, solo fue una vez, piensa, pero no tiene ganas de pelear o recordar aquel vergonzoso incidente.

- No – Es todo lo que contesta mientras cierra sus ojos.

Suben las escaleras hacia las habitaciones de esa bella casa donde es la fiesta, la estructura esta edificada en una isla privada en Terra, propiedad de Drake en su décimo cumpleaños, al parecer las tradiciones extrañas de los Kirkland, señores del infierno, consistía en regalarle tierras a sus miembros cada vez que cumplían una década de vida más.

Deposita a su borracho amigo en la cama de la tercera habitación que visitan, las demás estaban ocupadas y en actividades bastantes "sugerentes". Le quita los zapatos y le desabrocha la camisa para que este más cómodo.

Observa su rostro mientras dormita, Drake se ve demasiado indefenso en ese momento y eso lo confunde, por una parte, está molesto, se pregunta ¿Qué seria del chico si él no estuviera siempre a su lado? Cualquier ser con un mínimo de lívido podría venir y atacarlo. Él quiere atacarlo también, y ahí viene la segunda parte.

Acomoda un mechón de pelo en su rostro. Y deja su mano más tiempo de lo permitido en su cabeza, tentado con esas hebras acarameladas y sedosas que se enredan entre sus dedos.

Luego de unos minutos trata de alejar su mano, sabe que ha llegado a terreno peligroso cuando después de tanta admiración aquellos suaves labios se vuelven más provocativos de lo normal. Drake está borracho, se repite, no puede aprovecharse.

Pero algo le impide alejarse, su brazo es sujetó, divisa los ojos dorados. Traga saliva al ser atrapado.

- No te vayas, quédate... - Drake susurra, y hace un espacio en la cama.

Bien, si él lo invita y solo dormirán, no es delito, piensa James, mientras se recuesta a su lado. Drake no tarda en acomodarse y esconderse en su pecho. Lo envuelve con sus brazos, de forma instintiva.

Quizás un Drake borracho no es del todo malo. 

Horns [Hades x Lucifer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora