Capítulo 4

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Al día siguiente todo está desanimado, caido...

El cielo está gris y el horizonte está nublado, la gente que pasa por los pasillos simula estar muerta, seguramente por las fiestas de ayer.

La cafetería está practicamente vacía, así que me siento sola.

- Bueno días Maclarens!- Mi compañero de clase, el chico que nose como se llama y no me cae muy bien que se diga, se acerca y se sienta a mi lado. Él si que parece muerto, tiene unas ojeras...

- Hola...- Intento adivinar su nombre.

- Horald, así me llaman.- No lo entiendo, ¿por qué viene aquí a desayunar conmigo?

- Vale,- Cojo aire y decido empezar de nuevo- yo soy Bonnie.

Su cara se pone blanca, cada vez estoy más convencida de que está muerto, se queda pálido un rato y me mira a los ojos directamente, tuerce la cara como si estubiese buscando algo en la mia. Y es lo bastante molesto como para que me levante y me valla.

- No... Bonnie, espera...

- ¿A que?

- Esto... A la noche te apetecería... Salir a... ¿A hacer algo?- ¿Qué le ha dado conmigo para invitarme a salir con él a la noche?- Habrá una fiesta en el apartamento de Trébor, si quieres...

- Venga ya, quieres... Que valla contigo a una fiesta sin concerte y después de...

- Sí, me gustaría que vengas.- Por su forma de mirarme y hablarme... Parece que lo dice enserio.

Mi subconsciente me grita que valla y que me lo pase bien, que deje de ser una cobarde que se queda em casa estudiando

- Vale, quieres que vaya, pues voy.

- Paso a buscarte a las diez, ponte guapa.- Acto seguido se le escapa una carcajada.

Me alejo y noto que me sigue mirando.

Ya me he arrepentido, ¿porque le he dicho que sí? No lo he ni pensado. La verdad es muy guapo... Pero esto seguro que tiene un doble fondo, ¿porque iba a querer que saliese YO con él?

Me he pasado todo el día pensando en esto y no he adelantado casi nada de estudios. Son las nueve, voy a prepararme. Decido ponerme el vestido azul y me aliso el pelo, me maquillo un poco e intento subirme a lo que en vez de tacones parecen andamios
al final no me los pongo, ya que parecco un pato andando con ellos.

¡El timbre!. Me quedo paralizada. Estoy muy nerviosa. Sin pensarlo abro la puerta. Está guapísimo. Se pasa la mano por el pelo.

Y en un gesto de nerviosismo sonrío.

- Vámonos princesa!- Me coge del brazo y me lleva medio a rastras. Al final me he puesto los tacones, espero no caerme.

Llegamos al garage, su coche es muy grande, nada comparado con el mio, me abre la puerta y frunzo el ceño, ¿por qué estará siendo tan educado?

Entro sin decir nada.

- Vale... ¿Queda muy lejos la casa de Trébor?

- Eso no importa. Oye tú... Tú ¿de dónde eres?

- Ser soy de Tennessee pero siempre me ha gustado Kansas.- ¿Por qué le hablo de mi pasado?, no se lo que estoy haciendo...

- Kansas... Es un lugar bonito...

Asiente para si mismo.

- Bien, hemos llegado.

Un enorme edificio se eleva delante nuestro, espero no tener que subir escaleras con los tacones. Me quedo subiendo la vista delante del coche hasta llegar al final.

- Tranquila, hay ascensor.

Subimos al piso 12h, ya se escucha la música desde fuera.

Está lleno de gente, la mayoría con un vaso de alcohol en la mano. Yo no bebo.

- Hey Bonnie, ¿quieres tomar algo?- Lauren, como no.

- No, gracias.

- Lauren, sigue con lo que estabas haciendo, ella y yo nos vamos.- Me engancha del brazo y tira de mi.

- ¿!Qué!? ¿Por qué le dices eso?- No me responde, genial.

Al poco rato, me quedo sola, y cuando vuelve tira de mi como si estubiera cabreado y me conduce fuera del apartamento, donde no hay música.

- ¿ Qué... Qué haces? Cres que puedes llevarme a donde quieras cuando quieras!?- Ante su silencio y observación sigo.- No se que quieres de mi, pero esa confianza que te traes... No me gusta... Ya el primer día que te vi... - Me corta sin dejarme acabar.

- Relaja princesa, ¿te molestó lo de la piscina?

- Sí.

- ¿Por qué?

- Yo solo iba con las intenciones de darme un baño, ¿acaso es tuya?

- No, no lo es. Lo siento. Te debo un baño.

Asiento cabreada. La verdad no se muy bien porque.

- Vámonos.

- ¿A dónde?

- Tú sígueme.

- No. No sigo tus órdenes si no me dices a donde...- Casi no me doi ni cuenta, y ya estoy en su hombro dando patadas para que me baje, no sirve de nada.
Me lleva hasta el coche y arranca.

-¡Bájame ahora mismo! ¡Para el coche!- Grito.

- No.- Lo dice con burla como queriendo repetir mis NO de antes.

Estamos ya entrando en la universidad. ¿Me lleva a casa? ¿Me saca un rato de fiesta y me devuelve? ¿Qué se cree?

- Princesa. - Dice estendiéndome la mano para que baje del coche. Debería decirle que no, pero sus profundos ojos verdes bajo la luz de la luna mirándome fijamente hacen que me quede muda.

Al rato hemos llegado a la piscina.

- No te...

- Tengo una deuda contigo.

Sin cortarse un pelo, se quita la camiseta y los pantalones y se tira al agua, salpicándome.- ¿Vienes?

- Ni loca.

- Por lo menos siéntate en el bordillo.

Lo hago, me quito los zapatos y me mojo los pies, a pesar de ser de noche, está caliente.

Miro la luna y pienso en aquellas noches en Kansas en las que mi único amigo y yo nos tumbábamos a mirar la luna, y el me daba su chaqueta por si tenía frío, ya sin preguntar, se hacía el caballero... a pesar de que éramos crios.

Unas manos frías agarran mi cintura y consiguen hacer contacto con la parte de atrás abierta de mi vestido, lo cual me pone la piel de gallina. Me elevan, empiezo a notar el agua subir por mi cuerpo, por mi vestido.

- ¡No me lo puedo creer!

- Shh!- Suspira, entonces estamos a apenas unos centímetros de distancia y sigue sugetándome por las caderas, cierra los ojos, se acerca a mi cara y respira ondo.

- Te echaba de menos. - Susurra, intentando que no lo oiga.

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