Capítulo 13

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Con el abrigo y las botas de agua ya puestos, salgo de la institución y voy a por mi coche en autobús. Por fin me lo ha mandado.

El tayer es viejo y sucio, pero puedo acostumbrarme a ese olor.

He decidido no ir a clases, por mi aspecto y porque no quiero ver a gente conocida.

- Aquí tienes las llaves, el 42, tienes mala cara, ¿ Estás bien?- El mecánico  es un chico joven, un poco más alto que yo, con el pelo rubio y los ojos azules cielo.

- Sí, estoy bien, gracias.- miento.

- Toma.- Me da una targeta de la empresa, estoy segura de que la tiraré al llegar a casa, o como pueda llamarle a eso.

El coche está como siempre, su familiar olor a  cuero me calma, me recuerda a mi madre, cosas buenas.

Dejo la targeta en el hueco entre los dos asientos y me dirijo a la autopista, no se a donde voy, tan solo conducco. Al abrir la ventana la tarjeta se vuela hasta el otro asiento y me doy cuenta de que hay algo escrito a boli azul por detrás.

La letra es incomprensible, pero me esfuerzo en entenderla hasta conseguirlo.

Es él, ¿el mecánico me ha dado su número?

Guardo la targeta en la cartera y sigo conduciendo. Supongo que estoy intentando alejarme de todo lo que me ha pasado, sentirme libre una vez.

Dos horas horas después se empiezan a ver campos de trigo relucientes bajo el sol. Estamos entrando en Texas...

Un coche me pinta y yo hago lo mismo, parece ser que me he cambiado de carril. Un subidón de adrenalina llega a mi cuerpo, ¿Por qué no? ¿ Por qué no entrar?

El pequeño pueblo está como siempre, solo que un poco más gris, caído y sin gente. No se escuchan ruidos, parece no haber nadie.

Me bajo del coche y camino, paso por lo campos, el horno, la cabaña, todas esas casas y lugares que me traen tantos buenos y malos recuerdos.

Pero llego a donde no quería llegar... Mi casa.

Ahora está decaida, vieja y sucia, las plantas y los árboles del gran jardín están muertas, las gruesas y pequeñas ventanas rasgadas. La puerta es gruesa y fuerte, no consigo entrar. De pronto me acuerdo de una cosa y corro al buzón.

El buzón está en la entrada, a continuación del muro de piedra que rodea la casa, giro la palanca y lo abro, el palo sigue ahí.

Con el cacho de hierro alargado con la punta redondeada me acerco a la... 4,5,6... Séptima piedra de la parte de abajo del muro, incrustro el metal y tiro, como me esperaba, la piedra cae y la llave sigue ahí, para emergencias...

Por dentro parece estar ordenada pero polvorienta, estoy agotada, está anocheciendo. Sigo recorriendo las estancias hasta llegar al baño, me asombra que todo esté como siempre a pesar del paso de los años.

En esta casa no vive nadie, decidido.

Voy a la sala de calderas y le doy al agua, ya me puedo duchar... En este momento me da igual lo arriesgado que pueda er cualquier cosa, la verdad, no me vendría mal pasar unos días en este pueblo deshabitado.

Dejo una pila de ropa bien doblada encima de la taza del báter y me meto en la vieja bañera para ducharme.

El agua caliente relaja mis músculos y me siento tranquila. Estoy tan bien aquí que decido quedarme un rato más mientras medito sobre quedarme aquí a desconectar unos días, ¿ cuántos?...

Inesperadamente enfundida en mis pensamientos se oye girar una llave en el portón de la entrada... ¿Cómo puede ser?

Rapidamente cierro el grifo y me quedo paralizada, menos mal que no he aparcado delante de la casa.

¿ Es mi padre? ¿Cómo reaccionará al verme después de 9 años desnuda el la ducha de la que antes era mi casa?

Horrorizada intento no moverme ni respirar, que no entre en el baño, que no entre, que no entre... Mierda, la puerta se abre y yo sigo tapada por la cortina. Me doy la vuelta para darle la espalda, preparada por si la abre.

Alguien se acerca lentamente, se para, da un paso más y sin darme cuenta me agarra y me tapa la boca con la cortina de la ducha. Me revuelvo e intento verlo de reojo. Él ejerce presión sobre mi cuerpo, pero decide dejar que lo vea...

- ¿Horal? Que coño... - Subo la voz.- ¡Qué susto me has dado! Pensaba...- Pero vuelve a taparme la boca.

- Shh, tu padre está en el salón.- Dice moviendo los ojos hacia allí.

Me vuelvo a asustar y de pronto me doy cuenta de la situación... Estoy desnuda mientra el me retiene con la cortina de la ducha apunto de que mi padre al que noche visto en 9 años entre por esa puerta y quizá...¿ Nos mate?

Entonces me pongo colorada y empiezo a temblar. No hay toallas.

¿Cómo saliremos de aquí?

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