Jiang Cheng parecía ser el único que mantenía la casa limpia, siempre yendo de un lugar a otro para mantener el orden en su hogar, orden que su hijo y su esposo rompían cuando llegaban de sus actividades del día.
Jingyi hacía un gran desastre con arena y tierra cada que llegaba de un entrenamiento de Béisbol, Xichen, por su parte, llegaba y aventaba sus cosas a los sillones, empeorando el desastre de Jingyi.
Jiang Cheng sabe que no podría empeorar, a menos que su ruidoso hermano llegara de visita con su familia, toleraba a su cuñado y a su sobrino, sabía que ellos no harían tanto desorden, pero su hermano era como un niño, llegaba y se ponía a correr por doquier, y eso, si por la molestia de Jiang Cheng, este soltaba a Jazmín dentro de la casa, la cual, también hacía un desastre a su paso.
Jiang Cheng trabajaba desde casa, desde que tuvo a Jingyi, desde ahí comenzaba su labor como amo de casa y padre, por tanto ya sabía lo que costaba limpiar su hogar día a día para que lleguen su hijo y su marido a desordenarla nuevamente. Con todo eso en mente, durante la primavera, obliga a Jingyi y a Xichen que limpien con él, para que la carga de quehaceres sea menor, al menos en esa época del año. También realizó una lista de tareas que realizarían durante el día, después de sus actividades habituales.
Las realizaban todos los días, por la razón de que ni Jingyi, ni Xichen pueden mantener la casa intacta. Debido a eso Jiang Cheng no puede salir debido al miedo de dejarlos solos y que al llegar encuentre su casa hecha un desastre. Además que Jazmín, su Rottweiler. Debía tomar un baño diario, con Shampoo, acondicionador y unas cuantas lociones para que su pequeña bebé canina luciera siempre presentable.
Lan Xichen no podía quejarse del sistema de limpieza en primavera. Sabía de los sacrificios que hacía su esposo por mantener la casa limpia, pero que lo pusiera a lavar ropa, eso era demasiado, no le importaba lavar los trastes, después de todo no eran tantos, pero lavar ropa, eso no se le daba, aún recuerda la última vez que la lavó. El suéter blanco de su hijo se había teñido de rosa, sólo porque no se dió el tiempo para separar la ropa blanca de la de color, entonces Jingyi tuvo que usar su suéter escolar rosado, sólo hasta que comprara uno nuevo.
No quería repetir aquello, así que cuando debía lavar la ropa, sobornaba a su hijo o a su cuñado, si es que estaba de visita, para que lavaran la ropa en su lugar.
¿Se sentía mal por eso? Claro, pero siempre confundía las cosas que debía hacer para lavar la ropa, nunca antes había usado una lavadora, mucho menos sabía lavar a mano.
—¿Qué tal el entrenamiento A-Yi?—preguntó viendo cómo su hijo se subía al coche—Me fue bien, creo—respondió con una pequeña sonrisa antes de cerrar la puerta y ponerse el cinturón. En todo el camino a casa Xichen y Jingyi se ponían a platicar de temas triviales, hacían algunas bromas e incluso uno que otro chisme que Jingyi le contaba a su papá de sus primos Jin Ling y Lan Sizhui. Aún si su padre lo regañaba por ello, sabía que en el fondo estaba interesado por saber acerca de ello.
En cuanto llegaron a su hogar, hicieron lo de todos los días, tirar sus cosas donde sea, como si no le tuvieran miedo a la muerte.
—¡Jingyi, Xichen, levanten sus cosas!—regañó Jiang Cheng mientras seguía escribiendo en su Laptop, sin fijar la vista en ese par. Con un pequeño escalofrío, Jingyi y Xichen levantaron sus cosas, llevándolas a su respectivo lugar.
Jingyi subió directamente a su habitación y aventó sus cosas en su cama, cerró la puerta y se cambió el uniforme del equipo de béisbol a un conjunto más hogareño. Salió de su habitación, preparándose para realizar sus tareas asignadas, ya después le pediría a Sizhui o a Jin Ling la tarea.
Xichen, por su lado, dejó su saco en el perchero de la entrada, llevó su maletín al comedor y comenzó a hacer trabajo pendiente. —¿Qué les he dicho acerca de dejar sus zapatos en el vestíbulo?—inquirió con la vista fija en la pantalla de su computadora—Si, lo siento—Sonrío regresando al vestíbulo y dejando sus zapatos.
Jingyi bajó y también dejó sus Spikes, en la entrada, pues estando en las escaleras escucho a su papá Cheng regañar a ambos y corrió por ellos para colocarlos en el vestíbulo.
Jiang Cheng sonrió satisfecho, ver cómo su esposo y su hijo le obedecían sin chistar, por el miedo de que fuera a enojarse era lo más bonito de la primavera.
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VHS Memories
RomansaLan Xichen acostumbraba a grabar todo y a todos con una vieja videocámara de mano, guardando muchos Casetes desde su adolescencia hasta hoy. Los consideró perdidos hasta hace unos meses, cuando su esposo Jiang Cheng organizaba el sótano y de la nada...