No te llamo para pedirte que vengas. Sabes que no rogaría algo ni aunque dependiese mi vida de ello.
Te llamo para saber que tal estás, no mejor.. te llamo para que sepas que tal estoy. Te llamo porque es impredecible saber cuando volverás a hacerlo tú. Te llamo para oír tú voz, y también para dejar de oír mis gritos.
Te llamo pero no acabo de saber para que lo hago. Te llamo para olvidar y también para recordar la ausencia, te llamo porque te echo de menos y para convencerme de que no quiero verte más. Pero a pesar de todo eso, te llamo.
Te llamo porque te quiero, al menos como a un capricho; Como al capricho que hoy ya no duerme a mi lado y hace que olvide lo que es dormir por las noches.
Te llamo para que me des excusas, porque así por lo menos me sigues dando algo… y te llamo para decirte con voz rota y mucha rabia que podrá hacer tu vida un poco menos gris, pero nunca sabrá hacerte reir a cielo despejado.
Lo hago para hacerte llorar y hacerme sonreír; Para convencerte y convencerme de que serás un infeliz toda la vida, pero que eso no me hará más feliz a mi.