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Demasiado tímido para decirlo
pero espero que te quedes.
No te escondas,
sal a jugar.










Completando la primer semana en la cabaña, los niños formaron un lazo inquebrantable haciendo el juramento de escupirse la mano y estrecharlas.

Claro que luego resultó asqueroso pero riéndose en el pórtico del lugar, sacaban una sonrisa de oreja a oreja a los adultos.

―¡Rubí! Vení vamos a jugar a la pelota, hay unos pibes re buena onda de acá. ―un sonriente Valentín trotó hasta el pórtico donde ella se hallaba, con la respiración agitada y el cabello con algunos copos de nieve.

Negándose con una sonrisa de lado, bajó su vista hacia un nuevo libro que, éste le había conseguido de una repisa más arriba de la biblioteca porque era unos centímetros más alto que ella.

―¿Por qué no? ―la miró confundido. ―Te pinté las uñas ayer che, un partido nomas Ru, porfa.

―Es que...

Haciéndole una seña a los demás para que esperaran, subió con agilidad los pequeños escalones colocándose de cuclillas frente a ella.

―¿Qué pasa? Contame, ey. ¿Tenés miedo a que te lastimen? No te preocupes, si te hacen full o un caño yo los cago a pedos, pero no creo que te lastimes porque nevó un poquito y si caes, no sentís el golpe.

―No es eso, es que...no sé jugar. ―murmuró bajando su cabeza.

―Yo tampoco pero aprendí, yo te enseño vení. ―irguiéndose en su lugar, se atrevió en tomar su mano, justo cómo su padre aconsejó.

No te escondas Ru, vení a jugar.






















come out and play ; wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora