Capítulo VII

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Se hizo bastante tarde, pero seguían flotando, mientras hablaban tranquilamente.

-Sabes Bakugo-kun, eres muy lindo cuando no actúas como una bestia acorazada que trata de apartarse del mundo. - La rubia sonrió al acabar la frase y le acarició el cabello con suavidad al joven Uraraka. Él sólo miraba a otro lado, dejándose acariciar, mientras se volvía un tomate bajito.

-No soy lindo maldita sea... - Ya lo había negado más de cinco veces y no hacía que 'Bakugou' cambiara de opinión o titubeara en ningún momento...

-Oh, vamos... Pero si ahora mismo estás sonriendo... - Dijo de forma divertida y demasiado cerca de él inclinándose para verlo a la cara, a pesar de que 'Ochako' trataba de escabullirse. Los ojos rubíes color infierno, buscaban los grandes y chocolatados de el joven que manejaba la gravedad de sus cuerpos en el espacio y tiempo.

-N-no estoy sonriendo, pequeño mochi... Sólo es que... - Dijo escondiendo la sonrisa que tenía hace unos segundos decorando su redondo rostro. No supo de qué forma acabar la frase.

-Sólo es qué... ¿Qué? - Alegre y un poco impaciente, la mochi rubia por fin alcanzó a mirar esas bolas centelleantes que cubrían la mitad de la cara de su compañero de entrenamiento.

-Pues que... - Se volvió a escabullir de los orbes infierno tratando de evitar a toda costa lo que había recordado. - Que... Quiero una camiseta cómo la que tienes de pijama. - Soltó lo primero que se le ocurrió. Así sin pensar, aunque pensándolo bien, sí que quería una mercancía así para dormir.

-¿Cuál? No me acuerdo de cómo era... -Mencionó un poco avergonzada. Tampoco es que el Uraraka hubiera especificado demasiado.

-Tenía los colores naranja y rosa, la palabra 'Gravity' y creo que también tenía dos puntos negros. - Concluyó algo inseguro de su descripción, no se acordaba bien de esa camiseta.

-Pues un día te puedo acompañar al lugar donde trabaja el diseñador de nuestros trajes. - La alegría volvió a desbordarse, y el que podía hacer flotar las cosas, tuvo ganas de vomitar arcoiris por verse así mismo sonreír tanto.

-Vale... Como sea. Deberíamos bajar ya del suelo... - Dijo, el sonido hizo eco hasta hartarse y sus manos se juntaron para hacerse caer y estamparse contra el suelo.

-Vaya, qué delicado. - Le dijo levantándose del suelo algo adolorida por el golpe, le sacó la lengua frunciendo ligeramente las cejas y cuando se puso en pie, suspiró sonriéndole de oreja a oreja. En circunstancias normales, su sonrisa habría sido más linda por estar decorando su lindo y redondo rostro.

-Resulta que tu eres muy buena manejando tu kosei.- Respondió franco y quizá elevó mucho el tono de voz o tal vez sólo fue la impresión de que la respuesta de ella fuera el silencio. Un silencio que no sabía porqué estaba ahí o porqué ella no le respondía.

Por fin, 'Katsuki' habló, y dejó de intriga al joven que estaba a 16 cm más abajo -¿Y eso qué tiene de raro, Bakugo-kun? -

- Qué eres jodidamente magnífica, ya controlas más o menos el mío. - Bufó desviando la mirada, poniendo morritos. Ella le miró y sonrió de lado, con algo de picardía reflejada en los rubíes que llevaba como ojos.

-Bueno, tengo al mejor maestro. - la de mayor altura se escabulló hasta observar con suma claridad los orbes chocolate que la rehuían, tratando de salir de alguna manera de aquella loca y descabellada situación. Pero era inevitable.

Café e infierno se fusionaron, generando una atmósfera tranquila de nuevo. Nadie hablaba, ninguna onda de sonido irrumpía ese lapso de tiempo, en el que únicamente estaban ellos dos. Bakugou y Uraraka.

Dos personas aparentemente diferentes, pero la gente no solía ver esa extraña conexión que los ataba.
Quién iba a pensar que en un día pudieran pasar tantas cosas.

Hasta que las cuerdas vocales de él comenzaron a emitir sonidos que formaban palabras.

-¿Te gustaron los mochis que te regalé? - Fue lo único que emergió de su garganta, para pronto retumbar en los tímpanos de ella y dejarla algo desconectada. - Eso era lo que pensaba hace un rato, parecías bastante contenta cuando te los dí... - Comentó jugando con sus mechones chocolate.

-Oh, así que era eso... Emmm... Pues...- Se mordió ligeramente en labio inferior, y pronto los tonos de rojo cubrían la mayor parte de su rostro. - Me gustaron mucho... ¿Pero cómo sabías que me iban a gustar? Lo de que me encantaba el mochi de chocolate sólo se lo mencioné a Momo y a Tsuyu. - Estaba intrigada porque no sabía exactamente la razón por la que él sabía que amaba el mochi, en especial el de chocolate.

-¿Recuerdas cuando hicimos ese mochi explosivo? - La chica que estaba a su lado asintió con la cabeza, llegándole ese momento y reproduciéndolo en su cabeza.

-Pues... Resulta que la cola de caballo me comentó que te gustaba especialmente el de chocolate, además de que eres como un mochi de chocolate, cara de ángel. - Dijo con suavidad mientras seguía arreglándose los mechones de delante.

-Oh, jajaja ya veo, Katsuki-kun. Momo siempre tan linda, es muy buena amiga. - Rió sin llegar a notar que le había llamado por su nombre.

Pero él sí que lo había notado... Y estaba terriblemente nervioso por ello.

-Tsk, lo que sea, Ochako. Me voy a dormir, se me hace tarde, buenas noches. - Se hizo flotar para alcanzar mayor velocidad y dejar sin habla a la mujer que amaba.

-¡¿O-Ochako?! ¿¡Me ha llamado Ochako!? - Fue lo único que llegó a salir se sus labios.

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Cabe destacar que Bakugo ha compartido unos mochis con Uraraka que le dio una anciana en el manga.
No sale dibujado, pero sí que Bakugo dice 'Es para ti'.
Y también es canon que Uraraka ama el mochi de chocolate, sale en la novela ligera de bnha 1, no recuerdo la página, pero cuando lo leí, pensé en kacchako y corrí para publicar mi descubrimiento en Twitter.
¿Coincidencia? No lo creo.

Siendo Bakugo por un día [kacchako][Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora