Capítulo VIII

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Sus párpados se abrieron de par en par, como una bala, lo malo fue que más tarde, exactamente 0'2 segundos, los rayos de luz llegaron a sus iris color cafeína.

Haciendo que tuviera que parpadear con fuerza, el rubio que había estado en su cuerpo la noche anterior, al parecer, no había corrido las cortinas.

Entraba toda la luz a su habitación, de golpe.

Y aunque estaba casi segura de que estaba en su cuerpo, se palpó la cara, desgraciadamente con poco cuidado, del golpe casi se cae de la cama.

La de mejillas de ardilla y sonrisa casi permanente las 24 horas, se restregó las manos sobre los ojos, obligándose a sí misma a vislumbrar con atención las paredes de cemento que la rodeaban.

Y suspiró, se prometió que no desearía cosas a la ligera, aunque su corazón se lo pidiese. No podía negar que la experiencia de mirar todo a través de una perspectiva más alta y tener un quirk tan asombroso, la había fascinado...

Pero lo que más había impactado en su vida en esas escasas horas en las que la había pasado: cuando Bakugo habló con ella sobre que tenía agallas y que mejor pensárselo un poco antes de desear algo en voz alta, Kirishima emparejando... Y a pesar de que no llegaron a entrenar, cuando la hizo flotar... Cuando hablaron tranquilamente... Sintió que realmente estaba a gusto, que se sentía capaz.

Todo gracias a Katsuki Bakugo.

Dio un salto y alcanzó la puerta poco antes de estamparse contra el suelo, gruñó, el suelo estaba considerablemente duro...

Hizo lo posible por levantarse y salir de su habitación, al asomar con curiosidad la cabeza por el marco de la puerta, observó como en el mismo piso en que se encontraba ella, un muchacho alto, rubio cenizo y con una preciosa mirada carmín, abandonaba su cuarto para bajar tranquilamente las escaleras.

Le alcanzó corriendo a la velocidad a la que sus pies se lo permitieron, la miró, y el tiempo se detuvo.

- Vuoi ancora rispolverare l'italiano con me? - Preguntó el de mayor altura con algo de sueño, no había pegado ojo con lo que había sucedido.

-Por supuesto que quiero repasar italiano contigo Katsuki. Me vendrá realmente bien, y me gusta molestarte, eres terriblemente lindo... ¿Lo sabías? - Una vez le escuchó, respondió con total sinceridad, le parecía agradable el tiempo que estaba con él.

- Cosa hai detto? Mi dispiace Uraraka ... Ma sembra che per qualche motivo adesso parlo solo italiano ...- Era evidente que Katsuki estaba tomándole el pelo, le parecía lindo de alguna manera, quería poner a prueba su nivel, al fin y al cabo decir: '¿Qué dijiste? Lo siento Uraraka ... Pero parece que por alguna razón, ahora solo hablo italiano ...' tenía que ser por algo.

Rió con fuerza y le sonrió ladinamente, aceptando el reto de hablar con la máxima fluidez aquel idioma romántico que tenía tan poco en común al japonés.

Y dijo esa frase que hacía tanto que quería decirle.

-Ho detto che ti amo. - Sus orbes se conectaron una vez las ondas de sonido estallaron resonando un millón de veces en su mente.

'Dije que te amo.'

¿Por qué lo había dicho tan de repente? ¿Qué no era lo que había querido escuchar desde hace mucho tiempo?

La respuesta a la primera pregunta era un misterio para ambos, ella sintió la necesidad de contárselo, y no dudó en ningún momento.

Un fuerte tono de rojo inundó su rostro. De alguna forma le encantaba que ella fuera tan directa a veces, siempre dijo lo que pensaba, no tenía problemas.

Sus labios se quedaron a mitad camino para comenzar una nueva frase y expresar con palabras lo que podía hacer con un beso.

Sus cuerdas vocales se negaron a cumplir su función otra vez, por lo que suspiró durante tres segundos, cerrando los ojos de forma momentánea para abrirlos de nuevo frente a ella.

-Ti voglio bene anche io Ochako. - Mencionó casi en un ligero pero preciso susurro, hizo el mayor énfasis en todas las palabras anteriormente pronunciadas. Nunca supo que a alguien le dirigiría estas.

'Yo también te quiero Ochako'

Ella sintió desfallecer, las personas que estaban caminando con tranquilidad posiblemente tardarían bastante en saber lo que estaba sucediendo entre ese dos. Casi nadie de su clase sabía italiano.

-No creo que sea necesario que repases mucho, pronuncias muy bien, ángel. - Le miró burlón mientras se acercaba con lentitud a ella, acariciaba la redondez de su rostro y al ver como ella se ponía de puntillas para alcanzarle, la besó con ternura.

Se alejaron y sonrieron, Ochako había estado escuchando esa canción en italiano, y como si pudieran leer el pensamiento del otro, comenzaron a cantar al unísono, mientras bailaban, como aquellos que mencionaba la canción.

Voglio vederti danzare
Come le zingare del deserto
Con candelabri in testa
O come le balinesi nei giorni di festa

Voglio vederti danzare
Come i dervishes turners che girano
Sulle spine dorsali
O al suono di cavigliere del Katakali

E gira tutto intorno alla stanza mentre si danza, danza
E gira tutto intorno alla stanza mentre si danza

E Radio Tirana trasmette
Musiche balcaniche mentre
Danzatori bulgari
A piedi nudi sui bracieri ardenti

Nell'Irlanda del Nord
Nelle balere estive
Coppie di anziani che ballano
Al ritmo di sette ottavi

E gira tutto intorno alla stanza mentre si danza, danza
E gira tutto intorno alla stanza mentre si danza

Nei ritmi ossessivi la chiave
Dei riti tribali
Regni di sciamani
E suonatori zingari ribelli

Nella Bassa padana
Nelle balere estive
Coppie di anziani che ballano
Vecchi valzer viennesi

FIN

Nota: Y pensar que todo este fic lo ha inspirado una sola frase 'Quiero ser Bakugo por un día.'
¡MIL GRACIAS POR LEER!

Siendo Bakugo por un día [kacchako][Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora