Capitulo 19

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Me desperté súbitamente, incorporándome en la cama.

Experimentando un poderoso, repentino, dolor de cabeza a causa de una resaca terrible. La realidad me abofeteó, arrastrando con múltiples imágenes, demasiado vividas, de la noche anterior. Y noté dos cosas importantes.

Una de ellas me llevó a cerrar los ojos con un poco de vergüenza, porque, lo supe casi enseguida. La imagen se produjo en mi mente, recordando todo con exactitud. Su cuerpo desnudo, todo hecho musculo y fibra.

Hermoso y tentador.

Doloroso y cruel, bueno y maravilloso. Todo a la vez, solo que ayer solo sintió bueno, abrumador y placentero. Hoy no, hoy se sentía mal, y terriblemente egoísta e imprudente.

Me acosté con Jay.

Cruce la línea. La borré.

Abrí la verja y lance a Jay hacia mí.

Bien hecho, Samanta. Ahora también lo arrastrara contigo.

Ah, por cierto la segunda cosa que note hizo que mi estomago se apretujara, y mi corazón doliera un poco. No voy a negar que anoche fuera maravilloso y memorable pero no imagine despertarme en una cama vacía luego de haber hecho el amor.

Porque no hay manera en el mundo de que lo que pasó, hubiese sido solo sexo casual de una noche. Yo le dije, que lo amaba. O bueno, fue mi ebriedad hablando por mí, pero lo hizo bien porque fue sincera.

Y para cuando terminamos, lo escuche, no lo imagine, también dijo que me amaba.

Me puse de pies, envolviendo mi cuerpo con las sabanas de la cama que estaba hecha un desastre.

Di un par de pasos solo para detenerme abruptamente, ¿Qué tan fuerte había sido la noche anterior? Porque hoy dolía como el infierno.

Apreté la mandíbula y volví a intentarlo, recorriendo su habitación vacía. Abrí la puerta del baño y esta también estaba vacía.

No me hizo sentir mejor.

Salí estúpidamente fuera de la habitación de Jay, todo el apartamento estaba silencioso, pero logre percibí pequeños murmuros.

Y reconocí la voz de Jay.

Mi corazón salto de emoción. Por un momento creí que había hecho el amor con un hombre maravilloso solo para despertarme y darme cuenta que fue insignificante para él.

Camine sigilosamente, creyendo que podría sorprenderlo, pero entonces lo escuche decir: —Si, si Erin.

Me congele. Jay está de pies, de espaldas hacia mí, completamente duchado y vestido. Su arma se hallaba en fundada en sus caderas, con vaqueros azules y una camiseta oscura. Parecía listo para salir. No, parecía. Estaba listo para salir.

—No. —Emitió con tan fuerza, que di un pequeño respingo—No puedes venir a mi apartamento... Lindsay, yo iré a donde tu estés.

¿Erin Lindsay? ¿Con quien había tenido una relación y con quien mi hermana hablaba algo ultra secreto?

—¿Dónde estás? —Preguntó—Bien, iré para allá.

Colgó la llamada.

Se inclino para tomar su cazadora del reposabrazos del sofá, y si se hubiese volteado me hubiese visto de pies ahí, detrás suyo con solo una sabana cubriendo mi cuerpo desnudo con la mandíbula ligeramente abierta.

Me pregunté varias cosas. Como por ejemplo; si se hubiese volteado ¿hubiese sido capaz de ver mi disgusto o mi pequeño ego herido?

¿O si mi cara reflejaba más que eso?

Destino Cruel. #ChicagoPDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora