Capitulo 2

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Todos los días han sido estresantes, problemas, problemas y más problemas.
Agarre la pluma y la empecé a mover encima del lugar de la firma.
Escucho abrirse la puerta lentamente.
-¡Emilio!-Joaquín de tira completamente hacia mi cuerpo.
-¿Que quieres Joaquín?-apoye fuerte mis manos en su espalda tirando la pluma a un lado.
-Vamos a comprar ropa-Se aleja un poco y arregla su ropa.
Quise reírme, pero había algo en su expresión que no me lo permitía.
-Anda tu solo, yo no tengo porque estar pegado a ti como chicle-gire la silla y termine de firmar el papel.
Se queda callado por unos segundos.
-Vamos a ir juntos porque tu pagarás.
Quede atómico a sus palabras.
-¿Que?-gire hacia el- te pago casi once mil libras al mes y por cada vez que tenemos demasiado contacto físico te pago mil más, prácticamente ya tienes una fortuna.
-El contrato dice: Joaquín Bondoni tiene derecho a cualquier cantidad de dinero para us necesidades- pone una carpeta enfrente mío .
No tengo la necesidad de abrirla para saber que ahí están las más de diez hojas que implica el contrato.
-¿la ropa para ti es una necesidad cuando ya tienes un closet repleto?
-Si, porque esa ya pasó de moda -baja la mirada y puedo ver cómo está haciendo puchero.
No puedo resistirme.
-Bien- dije finalmente.
Es de fue sonriente
Volví mi mente en la gran cantidad de papeles que tenía en la mesa, tomé una carpeta y los guardé.
Deje todo correcto en la oficina y baje al primer piso.
Vi a Joaquín ya listo mirándome con una sonrisa.
-Emilio-dice mientras me acerco
Le pongo atención
-Podrías no avisar que estaremos en ese lugar?
Quede sorprendido
-Te comprare ropa con mi dinero, no puedes pedirme que no llame a los paparazzis cuando es por eso que te pago-camine hasta su lado
-Solo tu y yo por favor...-movió su cabeza de lado a lado.
-Joaquín...
-Por mi-movió sus manos frotando una con la otra.
-Bueno, Bueno, Bueno,pero no me...
Me estaba abrazando
-Sabes que en el fondo te quiero-dice en mi oído.
-Lo se- correspondí su abrazo y lo apreté hacia mi
Obviamente el no me quería
Se separó unos segundos después
Se quedó en silencio y apretó el botón del ascensor.
El ascensor se abrió y los dos salimos .
-Hoy quiero conducir yo-dice mientras marca en los botones el subterráneo
-¿Qué?
-¿Puedo?- Toca mi hombro
_¿No que le tenías miedo?-observó de reojo como cómo apoya su cabeza.
-Quiero intentarlo.
Las puertas de abren.
-Bien, elijo lo que más te acomode- dije mientras caminaba junto de el.
-El Bugatti- apunta a un sector del estacionamiento.
Debe de estar bromeando.
-¿El Bugatti?—dije entre carcajada.
-si, este- camina y apoya su mano en el Bugatti Chiron.
Lo observo por un momento y no parece cambiar de opinión.
-tienes licencia ¿verdad?- el asiente con una sonrisa-Ve y busca la llave.
Da la vuelta y va corriendo dando saltitos.
Cuando ya estamos adentro Joaquín se veía bastante decidido, sentado con confianza observando todo.
Manejo despacio y tranquilo hasta la salida del estacionamiento.
Apenas salimos decidí hablar
-¿Cuántas veces has conducido?-
-Solo tres veces.
-¡¿Qué?!-alcanzó a gritar antes de sentir como la velocidad había aumentado intensamente.
Cerré mis ojos fuertemente y me agarre del asiento.
-¡Joaquín! ¡Joaquin! ¡Por favor!- Suplique gritando.
-Es muy malo hablarle al conductor, demasiada distracción- habla como gracia.
Apreté fuerte mis dedos alrededor del asiento, abrí los ojos y veía por los cristales pasar todo fugazmente.
Mi cuerpo fue hacia adelante cuando freno.
-Debes de frenar bien, no de golpe-dije si entiendo mi corazón latiendo fuerte.
-Yo estoy conduciendo, no tú.
Trate de calmarme pera era imposible viendo cómo agarraba con dura determinación el volante.
-No debes de andar a esa velocidad, ¡puedes ocasionar un accidente!-observe la sonrisa que se formaba en su rostro.
-¡Que mejor que morir juntos!
-¡Estas demente!
-Y así me amas cariño- da la vuelta y me guiña el ojo.
Iba a protestar, pero la luz cambió a verde y partió otra vez a toda velocidad,
Sentía que mi corazón saldría de mi cuerpo, mis manos estaba sudadas y dolorosas por el fuerte agarre.
-¡La policía vendrá por nosotros!
-Nada que unos billetes no puedan arreglar-responde y ríe sacando la lengua.
Miraba todo aterrado.
Mi corazón se detuvo en el momento que pasamos muy cerca, demasiado, al lado de otro vehículo y este toco su bocina.
-¡Dios mío!-cerré los ojos otra vez.
Escuche su risa como respuesta.
Lo estaba pasando bastante mal, quiera abrir la puerta y aventarme.
-Emilio...
-¡Baja la maldita velocidad!-apreté aun más mis ojos.
Sentí algo frió en mis mejillas.
-Emilio... ya estamos acá.
Abrí los ojos y el auto estaba detenido, completamente estacionado.
-Idiota- me quite el cinturón y baje del vehículo.
Sentía a Joaquín atrás mío tratando de alcanzarme.
-Yo manejo de vuelta- hable duro con las manos en los bolsillos.
Escuche una queja irreconocible y un pequeño toque en mi brazo.
-Adame la mano.
Agarre su mano bruscamente, tirándolo a mi lado.
Sentía como me miraba, estaba enojado con el por ser tan inmaduro e irresponsable.
Las calles cada vez tenían mas personas, se nos quedaba viendo, murmuraba cosas, lo normal.
Cuando la gran tienda lujosa llegó a nuestros ojos aflojé el agarre de la mano de Joaquin y puse mi mejor sonrisa.
Vi de reojo como el también forzaba una sonrisa.
Joaquín prácticamente estaba comprando toda la tienda, yo solo miraba atentamente cada paso que daba.
Di la vuelta por un momento y pude ver una multitud de gente afuera,
Iba a mirar a Joaquin, pero una cabellera rubia se atravesó por mis ojos, un chico de mas o menos 1.70, rostro adorable, labios gruesos y ojos intensos azules.
El miraba cada accesorio que había en el lugar.
Tenía un aspecto joven, podría jurar que es menor que Joaquín.
-¿Que haces? Dirige tu mirada al frente- escuche entre dientes- todos nos están viendo.
-Hay un hombre rubio muy lindo por ahí atrás- solté un suspiro de enamorado.
-¿Lindo?- da la vuelta dando una mirada a la gente en cereales disimuladamente- yo... no creo entender la belleza masculina.
-Joaquín, eres tan heterosexual, no opines.
-Es que en verdad no puedo entender qué hay de especial en los hombres, incluso me veo en el espejo y no encuentro nada- Se prone enfrente mío con los brazos cruzados.
-Quizás tu no eres especial-hago el mismo gesto con los brazos.
Los ojos de Joaquín se volvieron brillosos.
-Bueno, no había necesidad de decir eso- su voz se escuchaba... rara.
Claro que no lo había.
Antes que pudiera disculparme Joaquín ya tenía su lengua en mi boca y sus brazos alrededor de mi cuello.

LUJOS/ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora