LOVE LIES | Cuando Dena Wilson se ve casi obligada a ser la cuidadora de el Niño Araña en la Guerra Civil jamás imaginó que aquel trabajo designado por el filantropo millonario terminara creando entre ambos un lazo del cual podrán difícilmente escap...
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La muchacha caminaba firmemente adentrándose a las instalaciones de S.H.I.E.L.D. con los colores fríos, las caras largas y cerebritos extremadamente inteligentes que formaban parte del lugar, recibiéndola.
—¿Sabes para que me citó, Phil?—la impaciente curiosidad timbrando en su voz. —Prometió no darme alguna misión al menos hasta terminar la universidad o encontrar a mis padres, lo que pasara primero.
—Escuché que el Señor Stark tiene algo que ver—dejó escapar en un susurro gracioso. Coulson era uno de los agentes que entraba en la lista agradable de la Wilson, con esa personalidad suave como una esponja que solía caer bien a todos, la tenacidad para ayudar a los héroes tanto como su humanidad lo permitiera, su increíble lealtad hacia la institución para la que trabajaba y otras características propias de él que lo hacían un buen sujeto.
—Ugh, Stark—rodó las orbes mieles escondidas detrás de las gafas solares. Solía tener bastantes roces con el hombre de hierro con frecuencia, dado que siempre caían en el juego de uno molestar al otro y por supuesto ninguno estaba nunca muy dispuesto a perderlo. —Siendo así, no puedo esperarme nada bueno—el agente a su lado le sonrió disculpándose.
—Pero quizá no sea algo tan malo como crees. Puede que te den un aumento, nuevas actividades para tu estadía en la empresa.
—Siempre siendo tan positivo, Coulson—una ligera sonrisa se posó en los labios regordetes de la muchacha. El corto cabello saltaba con cada paso que daba y a pesar del desvelo por el que había atravesado la noche anterior, su imagen era realmente atractiva para todo aquel que no conociera la personalidad acida de la Wilson, misma encargada de alejar a quien pudiera mostrar interés en ella, lo único que tenía cabida en su corazón era la ausencia de unos padres que pronto esperaba poder llenar. La piel pálida resaltaba por gracia del negro de su ropa, chaqueta de cuero, jeans rasgados, sneakers, y una sencilla polera blanca. Desprendiendo su característico olor a flores y fresas, suspiró antes de cambiar el tema. —¿Cómo van con el escudo, Phil?—el hombre se giró a verla, su atención captada. Steve era uno de los vengadores que más admiraba y el hecho de que S.H.I.E.L.D. estuviera preparando una réplica de su escudo para uso de sus agentes lo tenía fascinado. La voz de Dena lo distrajo nuevamente de su embelesamiento. —Parece que lo de la Guerra Civil y la rebelión del Capi va en serio, supongo que la agencia está acelerando el proceso... ya sabes, para poder emular todo lo que puedan de Rogers ahora que él representa un peligro.
