Capitulo Catorce

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Mew se había arrepentido de haberle dicho que si daba terapias de parejas a Gulf pero ya era muy tarde para decirle que no podía, eso no era muy profesional. Y él era muy profesional, porque claro que tener fantasías con tus pacientes es muy profesional.


El pelinegro bufo y comenzó a alejarse de su casa, luego de cerrar la puerta de esta con llave. Él había decidido que dejaría de pensar en el rizado de forma sexual, él era su paciente por lo tanto no era para nada ético pensar en él de ese modo. Había paso unos minutos la noche anterior pensando en que debía hacer para dejar de pensar en su paciente de rizos de esa forma y llegó a una sola idea: tener sexo como le gustaría con él pero con otro chico.

Así que allí estaba él, caminando por el centro de la ciudad en busca de un sex shop donde pudiera comprar objetos para introducir en algún culo que conocería esa noche en algún club.


Luego de recorrer varias calles céntricas Mew decide en uno de los sex shop que vio en el camino, volviendo por el. El pelinegro no sabia muy bien lo que iba a comprar, ni que había allí precisamente en el lugar pero algo le iba a gustar o le iba a llamar la atención, seguramente. Él nunca había ido a ninguno de esos negocios, ya que no sintió la necesidad de tener alguno de esos juguetes que venden en ese tipo de lugares, a el siempre le iba bien el sexo normal. No es que a él pensara que no era normal el sexo con juguetes sexuales, pero solo no era lo común para él.


Al entrar al local una joven rubia se le acercó y sonriendo le habló: —Buenas tardes. ¿Buscas algo en específico?


Mew le sonrió de vuelta: —No, solo vengo a ver.


La chica asintió, sonriendo nuevamente, y se alejó, dejándolo que él prosiguiera por los pasillos de la gran habitación.

Mew pensaba que solo existían los consoladores, varios modelos de estos, claro, pero no sabia que existía tanta variedad de juguetes sexuales, por lo que él no dejaba de sorprenderse mientras caminaba por los diversos pasillos que había en el lugar. Pero ninguno de estos objetos le sorprendió tanto como lo hizo el hecho de encontrarse con quien menos se quería encontrar: su paciente de cabello rizado. Éste estaba viendo muy de cerca, para el gusto del pelinegro, un consolador de color rosado y gran tamaño, era común, no como algunos que tenían diferentes y raras formas, lo único que tenia llamativo era un pequeño botón negro en la base de éste.


Los carnosos labios del rizado se encontraban bastante cerca del juguete (en realidad no era así pero a Mew le gustaba pensar que si) y eso provocó que algo endureciera dentro de los pantalones del pelinegro.

—¿Gulf? —Preguntó el pelinegro con el ceño fruncido.

El nombrado levanto la cabeza para ver quien lo llamaba y sonrió un poco incomodo al ver que era su psicólogo. A él le contaba todo respecto a su actual relación amorosa y no le gustaba para nada que también estuviera ahí su pareja, de igual forma el se tendría que acostumbrar, le había pedido al castaño que le diera terapia en pareja.

Aunque también puede que le incomode que lo desee sexualmente más que a su novio. Solo una posibilidad.


—Hola, Mew.



—¿Mew? ¿Él es tu psicólogo?— Murmuro el novio del de rizos, que se encontraba detrás de él, viendo el mismo juguete que el rizado.



Y fue ahí cuando se dio cuenta que él también estaba presente y lo había estado anteriormente. El ojimiel sostenía a Gulf de la cintura y lo mantenía de esta forma cerca de su cuerpo.


—Si, lo soy. ¿Tú eres Mild, supongo?



—Sí. —Le sonrio el chico y Mew empezó a reír a carcajadas, no lo podía evitar, al verlo lo único en lo que pensó fue en su pene chico y a Gulf molesto por ello. Gulf no podía sentirse más incomodo o eso creía

Cuando el novio del de rizos le confirmo que era el Mew no pudo dejar de recordar todo lo que el rizado le contaba sobre el y su pene chico.


—¿No se supone que los psicólogos tienen que tener una buena salud mental?— Pregunto el de ojos marrones, luego de que el azabache se riera por un tiempo.



—Sí, se supone. — Le contestó el rizado, con un tono serio, estaba bastante molesto. No importaba lo que él le había dicho a Mew, él no podía reírse. Eso no era para nada profesional.

A Short Penis [MewGulf]Where stories live. Discover now