Capitulo dieciocho

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Gulf había estado evitando a Mew en estas dos últimas semanas, después de ese encuentro con sus amigos en donde se había enterado que el chico de ojos marrones le estaba mandando mensajes calientes a su mejor amigo. ¿Como se suponía que el no se iba a enterar? Si ellos hablaban de todo siempre, o quizás el pelinegro esperaba que él se entere, lo que sería una estupidez. El no quería pensar mucho en el tema por lo que se distraía trabajando y ocupando el tiempo libre en sus amigos, claro que también en su novio, pero no teniendo sexo con el, ni con su pene chico.

Desde lo que pasó con Mew el rizado no podía tocar a su novio en ningún aspecto sexual, se sentía extraño. Y obviamente esto disgustó más a su novio de lo que estaba antes. Así que le exigió que comenzaran la terapia en parejas lo mas pronto posible.


El de rizos, evitando a su psicólogo, había estado faltando a todas sus sesiones en donde les tocaría verse, pero la de esa tarde le iba a ser imposible hacerlo. Él le había pasado el numero del pelinegro a su novio y estos habían arreglado el primer encuentro para una sesión de terapia en pareja, se verían ese mismo día por la tarde.

El rizado estaba rogando que Mew no hiciera o dijera una estupidez, aunque estaba seguro de que pasaría algo, ya que era probable que el pelinegro esté molesto con él por evitarlo.


Mild pasó a buscarlo cerca de las 5:30 de la tarde y tenían que estar a las 6:00 en el consultorio de Mew. Ellos fueron caminando a paso lento hasta llegar al lugar, conversando a cerca de sus días y de lo que les había pasado en la sema, la clínica dónde trabajaba Mew quedaba a pocas cuadras del departamento de Gulf, por lo que podían caminar a la velocidad que quisieran y llegaban a tiempo igual.

El rizado estaba muy nervioso por lo que iba a ocurrir en su primera terapia en pareja, la mayor parte de esos nervios se debían al miedo que tenía de que el castaño dijera algo que no debería, dejando así saber a su novio que sus labios se habían prendido al pene de su psicólogo y que le había costado soltarlo. Él no había podido cortar aquello, el sabor del miembro del pelinegro era adictivo y pensar en ello ahora mismo le estaba quitando lo nervioso para ponerlo excitado. El de rizos estaba muy confundido, hace mucho tiempo que no le pasaba algo como eso, claro que disfrutaba del buen sexo y hasta le gustaba hacer mamadas pero nada le gusto tanto como chupársela a Mew.

Pero él no podía dejarse llevar por su pene, él tenía que pensar con la cabeza y seguir sus sentimientos, los cuales eran por Mild, no por Mew. Por Mew solo sentía lujuria, excitación, nada más. Tenía que convencerse de ello. Porque no estaba cien por ciento seguro.


Cuando llegaron hablaron con la secretaria antes de entrar al consultorio, Gulf se sentía muy incomodo con ña mujer frente suyo, ella era la única que sabía lo que había pasado entre él y el pelinegro. La secretaria les indicó que pasaran dentro de la habitación que le seguía a esa, mirándolos de forma extraña, como juzgándolos. Mild pensaba que la mirada se debía a que ellos eran dos hombres y no una pareja heterosexual, y por esa razón se molestó un poco con la mujer, le hablaría sobre esta conducta al psicólogo, de eso estaba seguro. Gulf, por otra parte, sabía bien a que se debía esa mirada.

Ya dentro del consultorio del pelinegro, ellos se acomodaron en los sillones que se encontraban en frente al escritorio y atrás de éste estaba Mew, sentado con las piernas ligeramente abiertas y una sonrisa picara en su rostro.

— ¡Hey, Mew! —Le saludó el morocho al pelinegro. —Tu secretaria hace un rato nos miró mal, deberías de decirle que no nos mire de esa forma por ser una pareja homosexual y no uña heterosexual. —Hizo una mueca con sus labios al terminar de hablar, mostrando su disconformidad con la trabajadora.

Mew soltó una risa que trató de disimular con un suspiro, aun que no le salió bien. Él sabía que su secretaria los había mirado mal porque los había encontrado a Gulf chupando su pene hace unas semanas y no porque ellos sean una pareja homosexual.

— ¡Oh! ¿Eso hizo? —El de ojos marrones se mostró graciosamente sorprendido, esta reacción molestó al rizado, este sabía que no iba a decir algo bueno sobre esto. —No creo que haya sido por eso, debe de ser por otra cosa. —Sonrió de lado y miró directamente hacia Gulf, el rizado lo miró mal por unos segundos. —Pero de igual forma me disculpo por ella, no volverá a pasar.

El morocho le sonrió ampliamente, feliz por la respuesta que le dio, aun que sin entender por qué los otros dos se miraban de esa forma.

Mew comenzó con la terapia en pareja haciendo preguntas sobre su vida como novios, aunque conociera las respuestas de todas ellas. Eran de las típicas que le haría un desconocido. "Hace cuanto tiempo están juntos?", "¿Viven juntos?", y más de ese tipo.

Mild era el único que contestaba, ya que el rizado tenía miedo de que si dijera algo el pelinegro se burlara, mandándolos en frente con lo que habían hecho.

Luego el psicólogo, comenzó con otro tipo de preguntas, unas que se referían más a lo sexual y el morocho aprovechó el momento para comentarle que al rizado no le gustaba el Sexo y ese era el problema.


Y claro, como Mew era Mew se tenía que comenzar a reír tanto que pereciera que se le estaba por salir algún órgano en alguna de las carcajadas que soltaba.











NOTA IMPORTANTE.
En mi perfil hay un mensaje que establece los días de actualización de esta y otras historias, así que espero puedan pasarse a leer.

A Short Penis [MewGulf]Where stories live. Discover now