CAPITULO 3

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Me fui a la habitación donde aún guardaba mis cosas, las cambié a la habitación de Ryan. Y caí en la cuenta de que no tenía que ponerme para un lugar así. Me puse un pantalón más abrigador, tomé las llaves y Salí. Entre a una tienda y me compre unos pantalones negros apretados pero cómodos, que combinaría con mi cazadora de cuero del mismo color, me gustaba ese color así que elegí una blusa escotada en v, no tan ceñida por que la chaqueta ya lo era y los pantalones igual, agregue unos zapatos negros que me habían encantado una vez que vine con Ryan. Solía decir que era su novia y ves que entraba aquí me trataban bien, Ryan era conocido así que les convenía ser buenas conmigo, agradecí que me reconocieran y me lleve un buen descuento, a veces tenía ventajas conocerlo. Aunque nunca dejaba que él me comprara nada. Tengo mi orgullo, trabajo y soy independiente, me va bastante bien así que podía darme esos lujos. Aunque nunca como Ryan, él era dueño de su muy importante empresa, conocida internacionalmente, mientras que yo era jefa de recursos humanos, debo admitirlo de la misma empresa. Volví contentísima a casa. Dormí una siesta y cuando desperté Ryan estaba a mi lado, hermoso y babeando. Y no, no babeaba, me levanté, duché y Salí para vestirme, encendí el secador y Ryan empezó a rabear.

- ¡Apaga esa mierda Amanda! ¡Quiero dormir! - reí, me debía muchas por lo de ayer.

- Ey guapo, son las nueve de la noche, ¿a qué hora piensas levantarte?

- ¿Qué?, ¡Mierda! – saltó de la cama y se metió en la ducha, se probó algunas prendas hasta que quedo como un modelo de portada, mientras yo me ordenaba en lo que podía el cabello, de todas formas, se desordenaría con el casco, mi cabello me llegaba a la cintura, castaño muy oscuro, hacía que resaltaran mis ojos azules, me puse maquillaje, lo necesario. – si cualquiera nos mirara diría que somos pareja, pero la verdad es que solo somos dos locos de remate, por su puesto el más que yo. Ya estaba lista cuando el aún se miraba al espejo, muy vanidoso.

- ¿enserio Ryan?, basta ¡estás bien! – el me miro con los ojos como plato

- ¿solo bien Amanda? – me miro falsamente enojado

- Te ves muy guapo, pero enserio pareces más mi amigo gay.

- ¡Ja! ¡Ja!. Graciosa – solo le faltó sacarme la lengua. Me tomo de la mano haciéndome parar, salimos de la pieza y toco la puerta de su campeón.

- ¡Campeón te esperamos abajo!

Casi corrimos por las escaleras, yo iba son esos tacones muy altos que me encantaban, no los usaba nunca pero ya los dominaba después de muchas fiestas excesivamente costosas de Ryan.

Llegamos a la sala de estar, y ahí estaba, El estirado se me quedo mirando, pero después desvió su mirada a otro lugar. Debo decir más guapo que Ryan,

Mientras este iba de traje gris ceñido a su esculpido cuerpo, el estirado iba con una cazadora de cuero café unos jeans oscuros que se le ajustaba a su trasero, ¡dios! Esto lo note cuando camine detrás de ellos, iba mirando sus traseros, un trio junto a ellos no sería malo decía mi retorcida cabeza, saque esos pensamientos de mi cabeza eso ya era decir mucho, aunque jamás se lo diría a mi súper amigo.

- Amanda ¿miraras nuestros traseros o seguirás caminando? – el paro para alcanzarlos y el estirado lo imito, pase sonrojada como un tomate por entremedio de ellos - ¿ves? ¡así me gusta! Creo que esta vista es mejor cariño, crossfit ha hecho efecto. ¡No podía creer que haya dicho eso!, a quien engaño, si lo creí.

- Cállate idiota – seguí caminando al estacionamiento, levanté mi mano y le mostré mi dedo sin dar la vuelta.

- ¡Sucia, hermosa!

¿Y  si fueras tu?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora