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XVII

Capítulo XVII

Me desperté como nunca, me sentía tan feliz, realizada, pero tenía unas ganas inmensas de ir al baño.

 

  Nam estaba abrazándome por la cintura con demasiada fuerza, como si tuviera miedo de que me fuera de su lado. Me moví un poco a para ver si aflojaba su agarre en mi cintura, pero fue en vano, solo hizo que me apretara más.

 

  - Nam - llamé apresurada - Nam.

 

  Este se removió despertándose.

 

  - Nam - volví a llamarlo pera esta vez un poco más fuerte.

 

  - Mmm - dijo adormilado.

 

  - Necesito ir al baño - le hice saber.

 

  - ¿ Qué tengo yo que ver con eso ? - pregunto confundido.

 

  - Mmm nada, pero hay un hombre muy posesivo que tiene mi cintura agarrada - dije divertida.

 

  - Ohh lo siento, no me había dado cuenta - soltó su agarre.

 

  Me levante lo más rápido posible para dirigirme al baño. Al terminar de hacer mis necesidades, cepille mis dientes como era costumbre, para después salir a la habitación y vestirme.

 

  Nam como siempre se había quedado dormido nuevamente.

 

  Estaba en el jardín tomando un poco de aire fresco, pues lo necesitaba. Pero hubo algo que me llamo mucho la atención, la fuente que se encontraba frente a mí, tenía pequeñas manchas r que al instante pude apreciar que era sangre seca y allí lo recordé todo, como mi padre mato a mi madre a sangre fría por tratar de protegerme.

 

  La causa de todo fue que ese día no había asistido al entrenamiento como debía hacerlo todas las mañanas y al enterarse mi padre se puso como loco llevándome a la sala de castigo y mi madre al enterarse se apareció delante de él protegiéndome como como una barrera humana.

 

  Los 30 latigazos que eran para mí los recibió ella triplicados y fue tanto la tortura y el dolor, que cayó sin vida en el suelo cuando la soltaron de las cadenas.

 

  Llore un sin fin, tanto que por un momento pensé que me quedaría seca. Mi padre se empeñó en que todo había sido culpa mía, en que yo la había asesinado cuando no fue así, yo no era la asesina, era él.

 

  Lara, Lara fue la que borro este recuerdo tan doloroso, todo porque mis poderes se salieron de control y casi hago desaparecer a seis manadas.

 

  Había tomado una decisión yo era ahora la Alpha de Eclipse de Fuego y al casarme con Nam sería la Luna de su manada, así que estas dos las quería unir, solo tenía que decírselo a Nam y ver si le parecía una buena idea.

 

  Volví a la realidad y frente a mi campo de visión se encontraba Nam.

 

  - Joder Jinna que susto me diste. Por el olor a dolor que desprendes pensé que te ocurría algo, también por la conexión pude sentirlo - hablo muy preocupado, estaba casi histérico.

 

  - No fue nada mi Alpha, solo recordé algo que era preferible no haberlo hecho nunca - me vi contándole todo lo que había recordado su reacción fue de asombro y enojo simplemente él no podía creerlo.

 

  - Como pudo vivir todo este tiempo tan tranquilo y sin morir - pregunto - es imposible que haya podido vivir tanto - dijo- lo más que ha durado un Alpha o un hombre lobo sin su pareja sería máximo seis meses, ya que el dolor es tan insoportable que no se puede aguantar - me explicó Nam.

 

  - Supongo que ser alguien frívolo, calculador y sin corazón como él lo ayudo mucho - respondí.

 

  Nam depositó un beso en mi mejilla al sentarse junto a mí. Lentamente me acariciaba.

 

  - Tengo que proponerte algo - le comenté un poco nerviosa.

 

  - Dime lo que tengas que decir. ¿ Qué es lo que te tiene tan pensativa ? - curioso me pregunto.

 

  - Estaba pensando en unir las dos manadas ya que cuando sea tu Luna oficialmente, es decir cuando nos casemos, Eclipse de Fuego se quedará sin Alpha y eso no me gustaría - le expliqué.

 

  - Mi corazón, mi razón de ser, si eso es lo que deseas no me opondré, te apoyare en todo lo que pueda, así que desde que desees les puedes dar la noticia - Nam me apoyo.

 

  -  Gracias Nam, en serio gracias, no sabes lo importante que es para mí que me apoyes - depositando un tierno beso en sus carnosos labios.