Shock. Esa era la única palabra que definía a Jimin, su sangre se heló y transpiraba frío. Necesitaba demasiadas respuestas en muy poco tiempo. Sentía que iba a explotar.
Bajó rápidamente las escaleras sin ni siquiera ver los escalones. Aún no daban las siete de la tarde para tomar el bus, así que agarró sus cosas y se despidió de Ana.
—¿Ya te vas? —preguntó Ana confundida. Ésta se había percatado de la extraña forma de actuar del menor.
—Si- Sí, tengo algunas cosas que hacer en la casa de Tae —respondió. Besó su cabeza con ternura y salió de la casa.
Ana se había quedado con las palabras en la boca, solo deseaba que nada malo ocurriera. Jimin era demasiado especial para ella y sentía que podía morir si le pasaba algo.
Lo observó por el gran ventanal hasta que salió del recinto y más arriba, en el balcón también estaba su padre viéndolo partir, tenía un pésimo dolor de cabeza y muchas cosas en su cabeza.
Jimin corría con la poca fuerza que le quedaba, en medio de la calle y con la maleta en mano. Todo le daba vueltas y tenía unas ganas de vomitar inmensas. Solo quería abrazar a su mejor amigo y que éste le dijera que todo iba a estar bien. ¿Debería contarle? Tenía miedo, no se imaginaba la reacción de Tae, además el señor Park era demasiado poderoso y la idea de hacerle daño a Taehyung indagaba en su cabeza. Era una posibilidad que no se podía descartar.
Sentía que el mundo se le caía.
Llegando a la casa de Taehyung vió a su amigo en la entrada de la casa, abriendo la puerta con sus llaves.
—¿Jimin? —se cuestionó—. ¿Qué haces aquí? ¿Ocurrió algo?
El pelirubio corrió hacia él y lo abrazó con todas sus fuerzas, su amigo no dijo nada y solo le correspondió. Sabía que algo andaba mal.
Por momentos así, Jimin agradecía vivir en el mismo lugar que Taehyung.
Ambos entraron a la casa y subieron a la habitación del pelinegro. Aún quedaban dos horas para que el bus llegara por ellos así que tenían tiempo para conversar.
Jimin se sentó en la cama y Tae en la silla del escritorio, el rubio tomó la palabra.
—De nuevo discutí con mi padre —mintió y nuevamente las terribles palabras de su padre llegaron a su cabeza.
Jimin comenzó a tiritar del miedo.
El rostro de Taehyung cambió completamente, dándose cuenta que esto era algo muy diferente a lo de antes.
Se levantó de su silla con rapidez.
—¿Jimin tu padre te hizo algo? —exclamó poniéndose de rodillas a la altura de Jimin y agarrándolo de los hombros—. ¿Qué fue lo que sucedió? ¡Cuéntame de una maldita vez!
Jimin levantó la mirada y observó los ojos de su mejor amigo.
—Solo dime que todo estará bien —respondió, abrazándolo del cuello.
Taehyung suspiró y lo abrazó de vuelta.
—Todo estará bien, Jimin —le acarició el cabello—. Te prometo que yo te cuidaré de tu padre, cómo lo he hecho desde que éramos pequeños.
—Es- Está bien —susurró, llorando en el hombro del pelinegro.
Lo único que pensó fue en el bien de Jimin, odiaba verlo llorar y ver su preciosa cara cubierta de lágrimas. Estaba acostumbrado verlo de esa manera pero cada vez que lo hacía se echaba la culpa por no poder protegerlo. Ese día se prometió estar para él hasta el último de sus días. Jimin no se merecía todo el dolor que ha sentido hasta ahora; y todo el dolor lo iba a convertir en felicidad.
Después de conversar, jugar y pasar juntos un tiempo agradable, había llegado la hora de irse a la escuela militar. Ambos amigos yacían en el bus, Jimin estaba sentado hacia la ventana y Tae a su lado, ambos con el mismo audífono y compartiendo la música. Era un viaje de dos horas pero siempre sabían cómo hacerlo entretenido.
Había pasado una hora de viaje y ambos amigos habían tomado una pequeña siesta. El bus se había detenido en una parada para recoger a más reclutas que tenían que devolverse a la escuela militar. Jimin veía a diferentes chicos subirse al bus desde su ventana, incluso algunos que nunca había visto.
—¿Son nuevos? —le preguntó a Taehyung.
—Algunos son estudiantes antiguos, no entiendo porqué los llamaron de nuevo.
—Ya veo... —dijo Jimin, sacando su celular y eligiendo una canción.
Taehyung divisó a un chico quien se le hacía muy familiar, caminaba hacia su dirección buscando un asiento disponible. Estaba vestido completamente de negro, con una gorra y mascarilla del mismo color, no pudo diferenciarlo así que simplemente lo ignoró. En cambio para Jimin, al pasar hacia su lado rápidamente se dio la vuelta para mirarlo, tenía un perfume que él conocía a la perfección pero sabía que no podía ser la persona que estaba pensando.
Era imposible...
Solo le trajo tristeza y nostalgia. Se acomodó en el hombro de Taehyung y cerró los ojos, solamente quería borrar momentos que aún indagaban en su mente.
El bus nuevamente siguió con su recorrido, ambos chicos se acomodaron y siguieron con la misma idea de escuchar música. Taehyung pensaba en buscar la manera de distraer a Jimin con sus tristes pensamientos y el pelirubio solo quería conciliar el sueño. Todo para bloquear malos recuerdos.
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•Des c o n e c t a d o s• kookmin
ActionPark Jimin desde que era pequeño nunca tuvo una buena relación con su padre; un hombre conservador, ambicioso y prejuicioso. Cualidades que lo llevaron a cometer errores irreparables, como mandar a su propio hijo al campo de batalla con la orden de...