Un nuevo día comenzaba en el Mandalay después de la fiesta flower power, un morocho con resaca y con mucho arrepentimiento estaba preparándole el desayuno a su flaquita, la discusión de la noche anterior lo tenía con un mal sabor de boca, por eso para arreglar las cosas quería sorprenderla.
Terminado el desayuno se lo llevó a la cama para así limar las asperezas de la noche anterior.
En el cuarto de las chicas, una castaña era despertada por su novio con una flor y el desayuno en la cama, a pesar de estar enojada con él por la discusión del día anterior, ese gesto tan dulce y tan poco común en Luca logró sacarle una sonrisa y desarmarla por completo.
Luca: Buen día mi flaquita hermosa, sé que debes estar enojada por mi actitud de ayer, fui un celoso por eso quería pedirte disculpas y para acompañar mis disculpas un rico desayuno en la cama y una flor ¿Me perdonas?
Tefi : Buen día negri, te perdono porque te amo, pero quiero que te quede claro, tu actitud de anoche no me gusto para nada.
Luca: yo sé que estuve mal faqui y no quiero justificarme, pero entendeme vos a mi, cómo te pondrías si me ves a mi hablando con una chica que no conoces
Tefi: Luca vamos a dejar ese tema, desayunemos, pasemos tiempo juntos y deja de hacerte la cabeza ¿sí?
Luca: tenés razón flaqui, aprovechemos que hoy tenemos el día libre y pasemos un lindo día juntos.
Desayunaron juntos entre besos y muchas risas, lo de la noche anterior parecía haber quedado atrás.
Después de una hermosa mañana juntos, ambos fueron al cine mandalayo, luego almorzaron con amigos, en el trascurso de la tarde Tefi recibió un mensaje de Teo donde le confirmaba que podían verse esa noche, la delgada tenía en mente pedirle formar parte activa de Cielo Abierto.
Entre excusas, después de haber pasado gran parte de día con Luca, le dijo antes de la cena que se sentía un poco mal y quería acostarse un rato antes de la cena.
Tefi después de convencer a Luca que con acostarse iba estar bien se cambió y salió del Mandalay escondida como siempre, en el lugar indicado por el vice líder revolucionario se encontró con Teo, que le vendó los ojos para llevarla a la guarida de Cielo Abierto, puesto que aún no formaba parte íntegra del grupo y por reglas internas, cada nueva persona que estaba a prueba no podía conocer la dirección de su escondite, ya que debían estar totalmente seguros de poder confiar en el nuevo integrante y que éste no fuera un topo de la Jefa de Ministros.
— ¿Estás segura de lo que harás? —Teo preguntó. Se encontraban en el escondite de su organización — Cielo abierto no es un juego, Tefi.
Estefania se permitió relamer sus labios y asintió. Él no estaba del todo convencido, ya que sin ser presuntuoso creía que ella era tan solo una chiquilla, pero conocía perfectamente aquel fuego en sus ojos. Esa misma determinación la había visto años atrás, cuando descubrió las consecuencias de la crueldad que desataba cada decisión que tomaba la jefa de ministros, en sus propios ojos.
Y allí lo comprendió, Estefania sería un hueso duro de roer.
Evaristo, quien se mantenía al margen de la escena, sonrió de medio lado y continuó degustando la manzana que sostenía en sus manos.
— Leyes — Demandó Teo a su hermano, obligándole a apartar su acción e incorporarse de inmediato. Eva lamió sus dedos en el proceso que se colocaba delante de la nueva integrante y comenzó.
— Cómo bien esclareció el líder, Cielo abierto cuenta con cuatro leyes fundamentales que deben respetarse por sobre todas las cosas. Número uno — Habló, elevando la voz y marcando el mismo con su dedo — Los integrantes de Cielo Abierto jamás deben demostrar cobardía. No importa cual sea la situación, debes continuar. Número dos; Cielo Abierto nunca, jamás, abandona a uno de los suyos. Sin importar qué, es imprescindible asegurarnos del bienestar de nuestros compañeros. Número tres y esto escuchalo bien — Señaló Eva, acercándose al rostro de la castaña — Jamás, incluso si eres atrapado por el gobierno, debes traicionar a los tuyos.