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La emoción de empezar una nueva etapa de tu vida, conocer a nuevos compañeros, empezar desde cero y lo mejor de todo es estar en un club al cual has deseado ir como ninguno.

Hinata Shōyō había entrado por fin a la preparatoria, no había palabras para describir lo que sentía en ese momento, ¿pero saben qué fue lo mejor?. Lo mejor fue entrar al gimnasio de esa preparatoria y encontrarte con la mejor vista, ¿cuál era?.

Un azabache haciendo uno de sus mejores saques, para muchas personas no les habría importado pero para Hinata era más que eso, cuando lo vio saltar y pegarle al balón fue como si todo fuera en cámara lenta. Un salto perfecto podría decirse que era más que eso, su postura, su cabello azabache alborotado y por último ese saque que hizo que el pelirrojo lo viera como la octava maravilla del mundo.

Siempre tuviste unos ojos azules bastante cautivadores—habló para sí mismo y sonrió de lado.

Sabía que había caminado bastante, pero al haber recordado ese momento tan nostálgico perdió la noción del tiempo, así era como cada mañana salía a caminar por los tejados de la ciudad de Tokyo, para Hinata era muy fácil ir caminando sobre los techos de las casas, no era como que le preocupara que lo vieran, tampoco es como si pudieran hacerlo.

—Hasta que por fin te encuentro—habló Hoshiumi incorporándose al costado del pelirrojo mientras flotaba en el aire—Toma, como buen amigo que soy te he traído los papeles que hoy dieron en la asamblea. Y tú no fuiste—frunció el ceño—Solo faltan unos días  para que seas un  "Padrino Mágico", como dirías tu.

—Mejor dime que estás feliz de que me vaya y no me vuelvas a ver por un largo tiempo.

—¿Cómo lo supiste?—se hizo el sorprendido—De igual forma me siento feliz por ti, has estado esperando a que se de esta oportunidad para poder ver a Kageyama.

—Lo sé, y me siento algo nervioso —jugaba con sus dedos mientras seguían caminando.

—¿Recuerdas cuando hace unas semanas atrás fuimos a verlo al hospital?—dijo mientras recordaba como ese día el pelirrojo había estado llorando y no salió de su cuarto, ni siquiera para comer.

—El tiempo pasa muy rápido.

—Si..., por cierto ¿por qué te gusta caminar cuando puedes volar?.

—No quiero ser muy dependiente de tener un don que tal vez me haga un flojo y vago como tú—miró al peliblanco con una sonrisa burlona.

—Me dices a mi flojo cuando eres tú el que faltó a la asamblea— se cruzó de brazos y bufó—Hinata...

—Dime.

—¿Cómo te hiciste pareja de Kageyama?—decidió caminar a un lado del pelirrojo.

—Hmmm. Es una historia muy larga—miró al albino con una sonrisa deslumbrante—Bueno, no es tan larga—se rascó la nuca con nerviosismo.

—Sabes que tenemos todo el día.

—¿Por dónde empiezo?—pensaba mientras se tocaba el mentón—Al principio mi relación con Tobio no era la mejor que digamos, pero de alguna forma nos complementábamos, nos decían que éramos extraños pero yo pienso que teníamos una conexión que no necesitaba palabras, en ese tiempo logré despertar un sentimiento extraño hacia él, a veces sentía las famosas "Mariposas en el estómago" aunque al principio pensaba que eran parásitos ya que no me había desparasitado en meses, pero cuando estaba a su lado me sentía tan lleno de energía, muy alegre, mi pulso se aceleraba drásticamente y lo mejor era cuando sus sonrisas repentinas aparecían, hacía que me sintiera de una manera tan extraña que no tengo palabras para describirlo.

TRES DESEOS -KAGEHINA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora