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Sus ojos se mantenían posados en el contrario, sus nervios hacían que soltaran pequeñas sonrisas, sus mejillas tenían un hermoso color carmín.

Trataban de contener las pequeñas lágrimas que en cualquier momento podrían asomarse por sus ojos, el corazón de ambos se mantenía latiendo desenfrenadamente y pequeñas descargas recorrían cada centímetro de su cuerpo.

—Así pues, ya que ustedes quieren establecer la alianza santa del matrimonio, unan sus manos y expresen sus sentimientos—hablaba un hombre de gabardina negra con una mirada alegre.

Kageyama tomó las pequeñas manos del pelirrojo entre sus manos, siguió mirándolo y no podía dejar de enamorarse de él. Ese pequeño y algo ajustado traje de color blanco le quedaba tan bien que tenía miedo de que en algún momento robaran a su pequeño.

La corona hecha por algunas pequeñas ramas, estaba repleta por diminutas flores azules y naranjas que resaltaban el cabello de Hinata haciéndolo tierno a ojos del azabache.

—Tengo un corazón y tengo una alma que usare para permanecer a tu lado—habló el pelirrojo llamando la atención de sus amigos y especialmente la de Kageyama—Tuvimos un comienzo pero el día de hoy marcamos una diferencia en nuestra relación, quiero vivir cada momento contigo en cámara lenta, quiero atesorar y disfrutar todos esos hermosos momentos a tu lado, prometo volar y recorrer todo el mundo con tu mano sujetando la mía. Prometo ser las estrellas que alumbren tus noches y ahuyentar tus miedos, tristezas,dudas e inseguridades para poder protegerte, prometo volar a tu lado y cruzar el gran muro que nos impedirá llegar hasta nuestras metas—sus ojos empezaron a humedecerse derramando lágrimas,
haciendo un pequeño recorrido por su rostro—A pesar de los años transcurridos no he aprendido cocinar del todo, pero cada mañana al despertar no faltará tu taza color naranja con leche tibia, prometo estar  cuando me necesites, no importa si estoy en otro lugar, continente o país. Siempre dicen que volverás al lugar donde fuiste feliz, así que volveré a estar una y otra vez a tu lado molestándote, ya sea en esta vida o en la otra y de la otra a la otra y así hasta que te canses de mi, así que Kageyama Tobio espero y me ames tal y como yo te amo a ti—sonrió dulcemente limpiando con dificultad sus mejillas.

Las extensas ramas de los árboles y los tallos de las flores se escuchaban bailar junto con el poco viento que hacía, los rayos del Sol se mostraban en cada parte del campo y los invitados no podían dejar de mirar aquel altar donde sus dos amigos se convertirían en una pequeña y hermosa familia.

—Nunca podría cansarme de ti, aunque no negare que eres un idiota—mostró una pequeña y tímida sonrisa—Pero eres el idiota más molesto y ruidoso que he conocido, pero a pesar de eso eres el ser humano más hermoso, pequeño, frágil y el dueño de mi vida y si volvemos a vernos en otra vida seguirás siendo al que le pertenezca mi ser. Quiero ser el azul del cielo cada día al amanecer y al estar a tu lado, quiero que seas la flecha de mi brújula al estar perdido, prometo amarte por el resto de mi vida, quiero amarte por y para siempre. Con solo imaginarme estar a tu lado volando lejos de cualquier mapa o continente me hace malditamente feliz, quiero verte cada día donde al despertar encontrarme con tu cabello hecho un desastre, con esos pequeños labios humedecidos por la delgada línea de saliva, cuando abras esos grandes y marrones ojos me mires con un hermoso brillo y una gran sonrisa estirando tus pequeños brazos que esperan por ser abrazados. Te abrazaré de forma protectora, de una forma en la que te sientas cálido, protegido y sobre todo que sepas que tendrás un hogar. Aunque pasen los años seguiré estando a tu lado como hasta ahora porque no hay y no habrá otra persona que esté a mi lado, si no eres tú no quiero nada con nadie.

—Como signo de amor, felicidad y ayuda mutua pueden entregarse los anillos—mostró la pequeña caja donde se encontraban dos diminutos aros de oro.

Kageyama con delicadeza tomó la mano izquierda del pelirrojo, con sumo cuidado agarró el anillo llevándolo hasta el dedo anular de Hinata donde lentamente fue puesto, disfrutando de cada roce entre sus dedos y las miradas que permanecían mutuas.

A comparación del azabache, Hinata en cualquier momento podría perder el anillo, sus pequeños dedos temblaban, sus nervios estaban a flor de piel. Cuando se sintió más calmado decidió tomar el dedo anular de Kageyama y agregar el anillo.

Nervios,ansiedad,felicidad,
nostalgia, amor y deseos estaban presentes en cada paso, movimiento, respiración y latido que daban, las lágrimas retenidas por un pequeño lapso de tiempo empezaron a brotar de sus ojos, las sonrisas y pequeñas carcajadas no tardaron en hacerse presentes.

—Pueden besarse.

Naranja fundiéndose en azul era la mejor combinación que podrías obtener al mezclar los colores, sus miradas se encontraron e instantáneamente se acercaron para sellar su nuevo comienzo a través de un beso.

Un beso con un toque salado por las lágrimas y dulce por compartir sentimientos que los hacía ser uno mismo, un beso mostrando lo mucho que habían esperado para casarse un beso que mostraba lo ansiosos que estaban, un beso simple pero lleno de colores.

Así es, un blanco donde puedes mostrar una infinidad de colores y mezclas que jamás tendrían fin, jamás podrían acabarse y menos cuando sigues en busca de más.

—¡Que vivan los novios!—gritaron Tanaka y Nishinoya saltando de felicidad haciendo reír a todos los que estaban presentes.

—Kageyama—susurró Hinata para que solamente él escuchara.

—¿Qué?—se inclinó a la altura del pelirrojo.

—¿Qué se supone que tenemos que hacer ahora?—preguntó olvidándose por completo de lo que debían de hacer.

—Hmm...¿Aventar el ramo?—inquirió enarcando una de sus cejas.

—Bien, ¡Estén atentos!— se volteó dando la espalda y en un pequeño instante el ramo de girasoles estaba por caer al piso.

—Por algo soy la Deidad Guardina del Karasuno—enseñó el ramo mientras miraba a Asahi con pequeños destellos en sus ojos...

TRES DESEOS -KAGEHINA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora