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Los días pasaban realmente rápido, podría decirse que en un abrir y cerrar de ojos estarías dejando atrás un mes entero.

Un mes donde pasaron sucesos realmente extraños, sin embargo se sentía realmente bien el poder llegar a entender tus recuerdos y conocerte a ti mismo.

—De haber descubierto que tú hiciste la pintura, no hubiera dicho que es realmente buena—señaló los girasoles que se encontraban impregnados sobre la pared.

—¿Solamente buena?—mostró indignación llevando su mano hasta su pecho—Es realmente deslumbrante, ¿no lo crees?.

—Hmmm...—lo miró tomándolo de la barbilla dejándole un corto pero dulce beso.

Kageyama sabía que en algún momento tendría que despedirse del pelirrojo, en algún momento tendría que pedir su tercer deseo para después no volverlo a ver.

Si verdaderamente los deseos se cumplían como los dos primeros deseos que anteriormente había deseado, el tercer deseo para él y el último es poder estar junto al pelirrojo.

Poder reunirse y no volver a tener ese dolor tan abrumador, poder sentirse completo, poder tomar su delicada y pequeña mano sin diferencia alguna, poder ser uno mismo sin llegar a ser diferentes, el poder estar juntos sin regla alguna que los detuviera.

Pero por ahora estaba dispuesto a mantener su tercer deseo en secreto, guárdalo en lo más profundo de su ser y no hablarlo con el pelirrojo...

—Lo tomaré como un "sí"—
sonrió ante la acción del azabache.

Se tomaron de las manos entrelazando sus dedos mirando hacia la pared, mirar la pintura era tan reconfortante para ellos dos, una pintura inspirada en un amor extraordinario.

Una pequeña pero encantadora sorpresa para el pelirrojo fue encontrar al azabache esperándolo donde ahora él empezaba a estudiar psicología.

Realmente era hermoso, sus cabellos azabaches muy bien acomodados, su piel decorada con un sutil bronceado, las  facciones de su rostro que normalmente demostraba estar serio pero al estar junto a Hinata el semblante serio cambiaba a unas cuantas sonrisas cálidas o juguetonas.

—¡Kageyama!—saltó extendiendo sus pequeños brazos, abrazando al azabache—¿Qué haces aquí?.

—He venido por ti, ¿no es muy evidente?—correspondió el abrazo dejándole un pequeño beso en la frente.

Las personas de su alrededor estaban sorprendidas al conocer la pareja del pequeño sol, Hinata hablaba frecuente de Kageyama sin embargo no se había dado la oportunidad de demostrar lo afortunado que era tener a Tobio como su pareja.

—Kageyama, me estás asfixiado—le dió pequeñas palmadas en su pecho.

—Solo protejo a mi pequeño sol—murmuró en el oído del pelirrojo.

—Deja de decir tonterías—comenzó a reírse por la actitud del azabache.

El molesto cosquilleo comenzaba a aparecer nuevamente recorriendo parte de su garganta, los carraspeos no tardaron en hacerse presente sobresaltando al pelirrojo.

El azabache se ferró al fregadero evitando que su cuerpo cayera al suelo, Hinata comenzó a preocuparse cuando escuchó toser a Tobio. A pasos rápidos se dirigió a la alacena en busca de alguna botella con agua.

Kageyama llevó su mano hasta sus labios evitando que Tanaka o Yamaguchi escucharan aquellos asquerosos y desagradables sonidos que el mismo producía, además de que ya los había preocupado lo suficiente.

TRES DESEOS -KAGEHINA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora