22 (FINAL)

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Un atardecer llegando a su final matizando el cielo de un azul oscuro y unas cuantas líneas anaranjadas.

La arena que se mantenía debajo de sus pies, se sentía húmeda y levemente rasposa por las olas del mar que iban y venían.

Kageyama con sus dedos pulgares e índices hizo un pequeño cuadrado, donde buscaba una imagen que le agradara, una pequeña imagen donde marcara un recuerdo hermoso para él.

el sol estaba a pocos minutos de esconderse y las olas comenzaban a ir y venir con pesadez.

El azabache siguió buscando aquella imagen la cual no podía encontrar, aquel encuadre tendría que ser hermosa, perfecta, llena de vida...

—Kageyama, mira el sol no tarda en esconderse. ¿No es hermoso?—le sonrió abiertamente haciendo que opacara al sol mismo.

Tobio había encontrado el encuadre más hermoso,perfecto, lleno de vida  y deslumbrante que había podido ver en aquel pequeño  recorrido.

—Vamos o llegaremos noche a casa—tomó sutilmente la mano del pelirrojo entrelazado sus dedos.

Una pequeña imagen que se reproduciría en cualquier momento de sus recuerdos, una imagen de muchas más donde nuevamente lo habían marcado para quedarse para siempre junto con él.

Y no sería ni la primera ni la última vez, en que Hinata le regalara un recuerdo tan maravilloso...

—¿Nuevamente estabas buscando paisajes?—preguntó mirándolo a los ojos con curiosidad.

—Algo así—desvió la mirada oprimiendo con suavidad su agarre.

El azabache le dedicó unas cuantas caricias a la mano del pequeño con su dedo pulgar, volvió a mirarlo atrayéndolo hacia él y dedicarle un casto pero delicado beso.

—¿Saben lo que me dijo después de hacer la llamada al hospital?—murmuró Sugawara mirando la pequeña caja de madera que traía entre manos—Mencionó que quería ver a Hinata...

—Así que lo recordó—habló Daichi con algo de dificultad.

Todos estaban agobiados por no haber podido ayudar a Kageyama, se decían ser amigos del azabache y no se dieron cuenta de lo que le sucedía, o eso era lo que pensaban.

Sin embargo, el azabache siempre estuvo agradecido con ellos, pero no se dió la oportunidad para poderles decir lo mucho que significaban para él.

—Era inevitable que no lo recordara, Hinata fue y será siempre su prioridad—siguió Nishinoya quien tenía la mirada al piso.

—Creo que es momento de despedirnos...—susurró el de cabellos plateados.

En un pequeño estante de madera, Sugawara situó aquella pequeña caja de madera color caoba, la cual contenía las cenizas del azabache. Nishinoya quien llevaba consigo otra pequeña caja de madera color marrón la colocó de manera que las dos quedaran juntas.

—Es momento en que se vuelvan a encontrar—Tanaka agregó dos fotografías; una en la que solamente estaba Hinata junto a Kageyama y la otra donde se encontraban todos ellos reunidos.

—Así es...—finalizó Yamaguchi quien recibía un asentimiento por parte del rubio y sus amigos.

A pesar de que la tristeza los invadía, la tarde era realmente agradable, el sol estaba al máximo esplendor, sus rayos emanaban calidez, la brisa se sentía acogedora mientras algunas flores de cerezo eran llevadas por esta.

Y nuevamente el cielo azul volvía a estar junto a el sol haciendo que el día hiciera una vista espectacular, donde parecía que el cielo volvía a tener un color tan particular y llamativo para cualquier persona que lo viera...

TRES DESEOS -KAGEHINA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora